De los toros... con verdad por Francisco Baruqui

Chubasco de mediodía que segura- mente ahuyentó público, -- unas mil quinientas almas en los tendidos --, escampando media hora antes del inicio del festejo saliendo el sol, para volver la lluvia saliendo el sexto que cerró plaza.

Reses de El Vergel integrando un encierro escalereado, variopinto, terciado y, salvo dos, cornicortos los restantes, bastos, feos de hechuras y descastados al cubo que, dentro de la mansedumbre, se dejaron hacer cosas destacando primero y sexto, que tuvieron nobleza, son y una bondad franciscana dando facilidades para triunfar.

Buen corte y torera planta la de Carlos Rodríguez que lució de capa a la verónica cargando la suerte y rematando con media y revolera que se le coreó, quitando por chicuelinas sin el reposo y el ritmo que el burel merecía, para con la zarga andar verdón con el tercero en una labor de pega pases, superándose con mucho en el que cerró función, resultando cogido por fortuna sin cornada qué lamentar, desarrollando una faena fincada más en la diestra, aunque con la zurda también destacó. Templó y se gustó, -- quedando de sobra cites sicodélicos para la galería, cuando su toreo tiene merecimiento propio de elegancia na- tural --, rematando las series con largos de costadillo – para ejecutar el pase de pecho hay que vaciar más quebrando la cintura y sacando la mano de la flámula a la hombrera contraria pasando el testuz por las chorreras de la blusa --, cerrando con manoletinas para irse tras de la espada con rectitud sepultándola en lo alto haciéndose merecedor de una oreja. Buena impresión deja el espigado chaval.

Por cuanto a Juan Francisco Almeida que bien estuvo en la pasada campaña, se llevó lo menos propicio del sexteto, manifestando tanta voluntad como falta de recursos en un quehacer deslavazado, sin planteamiento ni desarrollo con un bovino, el segundo, abecerrado e intrascendente, pitado desde salida con momentos muy, pero que muy aislados, luego del aburrido sobar, sobar y sobar para provocar la embestida, entre varios desarmes, andando perdido con los aceros apresurándose a estoquear sin, -- importantísimo que lo observen por lo fundamental que resulta - -, cuadrar ni igualar los astados a los que se enfrentó.

Mala tarde del centroamericano que dio esperanzas en pasadas actuaciones. A meditar, reflexionar, enmendar y corregir para superar y seguir pa álante.

De Lupita López... Caramba... Pues... Mmm... Caray... Ante el bombón berrendo en cárdeno, careto, calcetero y corniausente primero que dejaba bordar el toreo por lo bondadoso, claro, dúctil, con buen viaje y recorrido que no miraba más nada que la muleta, y que además tenía la fuerza justa para desplazarse y no apremiar, una actuación desvaída ,sin nada qué decir ante un novillo de orejas, -- cómo humillaba y repetía --, solo que cuando el o la, en este caso, que torea no tiene esencia ni expresión, y todo lo hace sobre piernas, no fija las zapatillas ni por equivocación mirándose falta de valor, el rechazo del público fue por demás patente entre silbidos, y más cuando con el acero no tiene ni idea. Lo entiendo por el instinto natural que una fémina tiene al tener que dar el pecho en la suerte suprema, -- así me lo ha dicho la matadora española Cristina Sánchez cuando la cuestionaba cuál era, para ella como mujer, el momento más difícil en la lidia, contestándome que, sin lugar a dudas, la estocada --, siendo despedida Lupita con la desaprobación total del cónclave.

Ojalá que se dé cuenta de su realidad porque difícil, muy difícil, dificilísimo que vaya a funcionar en esto.

Y vaya banderilleros de lujo que actuaron clavando sendos cuarteos toreando mucho desde el viaje, templando, sacando los pares desde abajo, igualando en la cara y asomándose al balcón para clavar muy reunidos en todo lo alto. Fuerte el batir de palmas para Fermín Quiroz, Luis Alcanta y Gustavo Campos que saludaron destocados de la montera. Tres de lujo, ¡sí señor..! ¡Ooolé por los tres..!

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