Atlante y Santos dan pena en la Liga de Campeones de Concacaf

M ÉXICO, D.F.- Los equipos mexicanos tuvieron una muy mala noche ayer en la Liga de Campeones de la Concacaf al perder el Santos Laguna de visitante y el Atlante de local, en la fecha tres.

El Santos no levanta y se vio mal en todos los aspectos a pesar de usar a sus titulares. A su vez, los Potros de Hierro carecieron de puntería en el Estadio Andrés Quintana Roo de Cancún.

Nada de nada En la capital de Panamá, el Santos Laguna sufrió su segunda derrota como visitante al caer 2-0 ante el Tauro local, una de las revelaciones del certamen.

El conjunto lagunero dejó escapar opciones de gol muy claras al inicio del encuentro, lo que le costó muy caro, pues al final el Tauro fue contundente en sus pocas aproximaciones.

Brunett Hay, en el minuto 43, y Rolando Rojas, a los 57', marcaron los tantos del equipo canalero, que se colocó como sublíder del Grupo D con seis puntos. Por su lado, el campeón mexicano se quedó con sólo tres.

El Santos jugó con su equipo de lujo luego de su inesperado traspié de la semana pasada en Puerto Rico con varios suplentes, pero ni así fue capaz de ganar y complicó su situación en la “Concachampions”.

Para colmo, los santistas cayeron en el juego violento al verse superados y cada equipo terminó con 10 jugadores. ¿Y la ofensiva? En Cancún, el Joe Public de Trinidad y Tobago tuvo dos opciones de gol, concretó una y se defendió el resto del cotejo para vencer de visita 1-0 a un Atlante carente de puntería, pese a llegadas claras con las que pudo rescatar un mejor resultado.

Roan Nelson marcó, a los 56 minutos, el único gol del encuentro, correspondiente a la tercera fecha del Grupo C.

Los Potros cayeron al tercer sitio del pelotón con cuatro puntos, y los trinitarios llegaron a seis para colocarse como nuevos sublíderes del vagón, detrás del Impact de Montreal.

Los azulgranas, con varios jóvenes en sus líneas, intentaron penetrar la cerrada zaga trinitaria, que además exageró en las entrada fuertes para frenar al rival, al grado de que tres de sus elementos fueron amonestados en la primera mitad, lo cual hizo pensar que pudieran terminar incompletos el encuentro por la rudeza exagerada.

Al final esa táctica les resultó, pues intimidaron a los noveles jugadores potros, quienes en ocasiones prefirieron esconder la pierna al pelear el balón para evitar alguna lesión que pueda pesar más tarde.