Armstrong sabe que ya no causa temor a sus contrincantes

MÉXICO, D.F.- La historia de Lance Armstrong en el ciclismo es, sin duda, digna de una película: primero se tuvo que apartar del deporte para vencer un cáncer testicular, volvió para ganar siete veces el Tour de Francia, tras la gloria, optó por un segundo retiro y ahora, con un nuevo regreso, intentará superar la desventaja que tiene por sus 38 años para vencer a los más jóvenes.

Sin embargo, su edad es también su mayor ventaja, pues la experiencia con la que cuenta le permite mostrarse sereno, seguro, con la conciencia de que, pase lo que pase, su hito en el deporte quedará por muchos años.

"Lo único que he hecho en mi vida ha sido ser ciclista, pero creo que hay una gran diferencia entre los demás y yo. Y es que yo llevo haciéndolo casi 20 años", aseguró Armstrong en una extensa entrevista concedida al diario español El País; "soy diferente, sobre todo, por mi experiencia vital. Soy un superviviente del cáncer. Haber pasado por ese periodo lo cambia todo".

Armstrong sueña con su octava victoria en el Tour de Francia, sin embargo, no es una idea que lo obsesione, pues es consciente de que Alberto Contador, a sus 27 años, se muestra cada vez más maduro y preparado como ciclista, lo cual lo convierten en el mejor ciclista de la actualidad.

"La victoria no es esencial. No la necesito especialmente. Sólo como una recompensa a un trabajo duro. Pero, honradamente, no hay diferencia entre ganar siete u ocho", dijo Armstrong; "el próximo Tour será una gran historia: la rivalidad con Alberto, lo que sucedió el año pasado... Eso será bueno para el Tour, pero no cambiará mi vida ganarlo o no, ni la vida de mis hijos".

El mítico ciclista aseguró que aunque siempre tiene el deseo de ganar, es consciente de su realidad en el Tour de Francia, pues además de su edad, 38 años, "Alberto Contador tiene 27 y mejora cada año. Yo lo veo, la gente lo ve, Alberto lo ve... La respuesta no está a mi favor...".

Asimismo, dejó en el olvido los problemas que tuvo con Contador, pues minimizó lo ocurrido en el pasado Tour, en el que el español se erigió en lo más alto del podio, mientras que él tuvo que conformar con el tercer lugar.

"Mi recuerdo de aquel tercer puesto, de todos los podios, es de alivio, de sentirme agradecido porque todo se acabó y de tener ganas de volver a casa. Son tres semanas de tanto agobio, tanta presión... Alberto fue el mejor del Tour y, para mí, fue lógico y honorable que él estuviera en lo más alto. Yo no estaba celoso, enfadado, amargado... Nada de eso. Él fue el mejor", explicó.

"Quizá, desde su punto de vista o desde el de los medios, sí que le gustó que yo estuviera allí, debajo. Desde mi punto de vista, fue bueno para mí estar ahí. Cantidad de gente, incluidos algunos amigos míos como Eddy Merckx, no pensaban que sería capaz de terminar siquiera entre los 10 primeros. Y hay una gran diferencia entre terminar cuarto y terminar tercero. Por primera vez me di cuenta. Me alegró muchísimo no ser cuarto", aseguró Armstrong.

Asimismo, confió que sus años de experiencia le han ayudado a encarar las carreras, pues ahora habla más con otros competidores, además de que le enseñaron a mantener un perfil bajo, para no ser víctima de escándalos y poder concentrarse en el ciclismo, en aras de obtener mejores resultados.

"Ahora me siento más ciclista. Quizá tuviera más fuerza bruta el año pasado, pero en éste tengo más fuerza ciclista, que no es lo mismo. Soy mejor ciclista ahora. Hasta me puedo sentir cómodo en el pelotón. El año pasado, al principio, iba nervioso, con miedo, a cola... Por eso me caí en Palencia", comentó.

Finalmente, aseguró: "sé que en los viejos tiempos me temían y quizá ahora me respetan. Hay jóvenes ciclistas que se me acercan y me piden, muy educados, si pueden hacerse una foto conmigo. Me hacen sentir viejo", además de que reveló que sólo se sentiría frustrado si cometiera errores en las pruebas, pues ahora, disfruta correr aún más que las victorias.

Sobre su futuro, aseguró que decidirá si compite en 2011 con base en sus resultados en el Tour de Francia: "Lo más duro es mi familia. Los echo mucho de menos. No es lo mismo los niños que ya han crecido que el que tuve el año pasado. Miro a los niños de modo diferente. Max me ha dado una perspectiva distinta sobre los niños y la paternidad".