Aquí comienza la fiesta

GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2011).- En gustos se rompen géneros. Los deportistas instalados en la Villa Panamericana de Guadalajara 2011 desde la semana pasada y sus opiniones, por supuesto, contrastan, pero un sondeo rápido entre ellos permite arrojar como resultado que el recinto tapatío les gusta. Más allá: que algunos, incluso, la consideran la mejor.

Dentro de la Villa, los deportistas cuentan con ciertas comodidades para su vida cotidiana, a cambio de las restricciones que exige su profesión, como la falta de televisión y el estricto control de los alimentos. Hay gimnasio de última generación, una policlínica, una capilla ecuménica para cualquier tipo de religión, piscina.

En consideración de esos servicios, hay quien festeja el estado de la Villa. Como las integrantes del equipo femenil de polo acuático de Puerto Rico, que dicen que su pequeña fracción de Guadalajara “parece un resort: los cuartos y la vista son muy buenos. Tenemos todas las facilidades y la gente es muy simpática; la verdad, nos han tratado muy bien”.

Y eso que las posibilidades de esparcimiento no son infinitas y dependen, más bien, del ambiente que los propios deportistas puedan crear.

“La verdad es que no hay mucha historia”, contó Roberto Pezzota, un jugador argentino de squash. “Dormimos, entrenamos, comemos y ya. No tenemos televisión en los cuartos, ni nada, así que lo único que hacemos para despejarnos es venir un rato a la Zona Internacional. Vamos por un helado y a platicar con los amigos, vemos los shows que nos ponen en teatro, tomamos mate (bebida tradicional argentina) y nos regresamos a dormir”.

La Zona Internacional es el espacio común, ideada para que se relajen y hagan amigos. La componen secciones como el Teatro de los Pueblos—en donde cada noche hay un espectáculo cultural y musical—, la Plaza y el bar.

Lo más concurrido de la zona es el área de alimentos, internet y la tienda de recuerdos panamericanos, así como un stand que ya fue tomado para jugar “Jenga gigante” por las noches.

Noche de rumba

Todo este panorama dibuja un espacio de convivencia y habitación. Y no demasiado más, quizá. Por eso, durante los primeros días los deportistas se quejaban de que faltaba “algo” en la Zona Internacional. Un “algo” difícil de definir. Luego dijeron que le faltaba “onda”. Y más claramente: un lugar para bailar. Después de un día de mucho trabajo, los atletas regresan a la Villa para descansar y preparar las competencias del día siguiente. Muchos pasan antes por el show del Teatro de los Pueblos. No está mal, pero…

Así que hubo seis días sin “onda”... hasta la noche del jueves, cuando los deportistas convirtieron el folclórico Teatro de los Pueblos en una discoteca.

Al principio parecía una noche normal y tranquila; de pronto era una fiesta. “Danza kuduro” de Don Omar, dio paso a otro ritmo. Risas, cantos, movimientos de cadera y saltos mortales envolvieron por un lapso cercano a las tres horas la Villa Panamericana. Nadie se acordó de las competencias; los atletas se convirtieron en simples mortales. Estaban pasándola bien.

“Esto era lo que nos faltaba, un lugar para soltar la cadera y liberarnos”, comentó bailando Paola Medina, miembro del equipo puertorriqueño de polo acuático.

Las mujeres fueron las encargadas de encender la pista de baile y poco a poco los hombres se incorporaron hasta que estalló la fiesta. Los más prendidos fueron los representantes de Aruba, Puerto Rico y Venezuela, quienes subieron al escenario y brindaron una cátedra de baile impresionante. ¿Cómo hacen la fiesta los deportistas de estos 42 países? A juzgar por la Villa Panamericana de Guadalajara, la respuesta es el reggaetón.

Y apenas es la primera semana.

El dato
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"Esto era lo que nos faltaba, un lugar para soltar la cadera y liberarnos" Paola Medina, jugadora de polo acuático de Puerto Rico.

"Estos Juegos se los llevaron de calle, la Villa está 10 veces mejor, mucho mejor que la de Río". Diego Torres, arquero colombiano.