Apoyo total de aficionados

MÉXICO, D.F. (10/JUL/2011).- Sin tener un boleto para entrar a la final del Mundial Sub-17 entre México y Uruguay, los pocos aficionados que no lograron entrar al Estadio Azteca se arremolinaron ante un local de tortas para ver el partido y apoyar a la Selección nacional.

Pese a que no ingresaron al inmueble mundialista, los televidentes callejeros apoyaron al “Tricolor” sub-17, ahora campeón del mundo, como si estuvieran en las tribunas del “Coloso de Santa Úrsula” y por momentos organizaban la porra.

También por momentos mostraron preocupación en los escasos arribos que tuvo el representativo juvenil uruguayo y que amenazaron con sacarle el empate al “Tri”, sobre todo en los minutos finales del cotejo.

"Vamos México, sí se puede" y "¡México, México!" eran los gritos tímidos con los que un aficionado comenzaba a tratar de animar a los presentes, quienes no dejaron de brincar y de gritar "¡Olé Olé Olé, campeón!" tras el gol que amarró el título de Giovanni Casillas.

Poco a poco, el número de aficionados se fue haciendo numeroso en el puesto de tortas ubicado sobre Calzada de Tlalpan, al grado que inclusive algunos uniformados dejaban sus posiciones para acercarse al televisor y observar parte de juego.

El festejo comenzó a hacerse evidente por parte de os seguidores del “Tricolor”, quienes en el ocaso del partido tomaron la confianza y empezaron a apoyar con todo a su escuadra y tras el gol de Casillas festejaron a grito abierto y sin conocerse algunos se fundieron en un abrazo.

Una vez dado el silbatazo final que declaraba a México bicampeón del mundo sub-17, no dudaron en comenzar el festejo e incluso invitaban a llevarlo hasta la columna de la Independencia en Paseo de la Reforma.

"¡Vámonos al Ángel, Vámonos al Ángel!", fue el grito que el hincha había empezado a organizar las porras al tricolor afuera del estadio y sin dudarlo comenzaron a dispersarse para tomar los medios de transporte que corren sobre Calzada de Tlalpan para llevar el festejo hasta la glorieta del Ángel de la Independencia.

Así, y sin haber obtenido boleto para estar en este nuevo histórico momento del futbol mexicano, los pocos aficionados que tuvieron la suerte de estar frente al televisor callejero también apoyaron con todo a su selección, sin perder la esperanza hasta que dieron el silbatazo final.