Aficionados felinos estallan en júbilo

MONTERREY, NUEVO LEÓN (12/DIC/2011).- Luego de 29 años de sequía, aficionados de Tigres de la UANL olvidaron los peores momentos del equipo para, fervorosos de ver nuevamente a su plantel en la cima del futbol mexicano, invadir la Macroplaza (25 mil asistentes) y  festejar al flamante campeón del Apertura 2011.   

Ni el día nublado o la ligera llovizna, que no cesó durante el partido, impidieron terminar con la pasión de la afición, la que al son de “¡Vamos Tigres te quiero ver campeón otra vez!” sufrieron hasta el final, pero se vieron complacidos con el triunfo por 3-1 (4-1 global) sobre Santos Laguna.   

En medio de un ambiente de fiesta, seguidores felinos comenzaron a llenar una majestuosa Macroplaza desde temprana hora, para observar uno de los más esperados duelos de la llamada “Fiesta Grande” del futbol mexicano.    

El apoyo fue incesante, pero cuando Lucas Lobos falló un penal las tribunas enmudecieron y posterior a ello cayó como balde de agua fría la anotación de Santos, por conducto de Oribe Peralta (30’).

La fe, sin embargo, permaneció intacta, aunque el nerviosismo se apoderó de los fanáticos de los locales, quienes estuvieron a la orilla de sus butacas en la espera del ansiado gol, que no llegó durante la primera parte.  

Al arranque de la segunda mitad, el impulso fue incesante y ensordecedor fue el cántico al unísono de “¡Vamos Tigres!”.

Cuando cayó el gol de Héctor Mancilla, a los 51 minutos, el Universitario se convirtió en un verdadero manicomio y surgió el cántico de “¡Mancigol, Mancigool, vamos Mancigool…!”.  

Las porras y palmas surgieron en las gradas y también se entonó el ya clásico “¡Cómo no te voy a quereeer, cómo no te voy a quereeer, si ya te aguanté un descenso, te llevo en la sangre, te llevo en la piel, cómo no te voy a quereeer…!”.  

Ya con el dominio de los felinos, todo fue felicidad y más cuando Danilo Verón ‘Danilinho’ y Alan Pulido marcaron los otros dos goles del encuentro, que sentenciaron el triunfo.  

Al silbatazo final surgieron los juegos pirotécnicos, mientras los aficionados brincaban y celebraban con sus jugadores el tan ansiado título.

En las tribunas del estadio Universitario todo fue festejos y cánticos, alegría total y no era para menos, saborearon las mieles de la victoria.