MONTERREY, NUEVO LEÓN (26/MAY/2017).- Eran poco más de 200 aficionados de Chivas. Era una porra mínima que fue colocada en la parte alta sur del Universitario, con mala visión porque les estorbaba la zona de palcos, y cuando un tiro de esquina era cobrado por la banda derecha, los rojiblancos se preguntaban uno al otro qué pasaba en el campo. Era su lado ciego.La directiva de Tigres realizó toda una mecánica para que no pudieran tener boletos las barras de Chivas, pero estos 200 lograron conseguirlos con contactos y la directiva local tuvo que darle apoyo con una zona especial y casi la misma cantidad de policías para cuidarlos.En la tribuna se veía uno que otro aficionado, algunos 50 a lo mucho. Hasta el minuto 84 gozaron, tuvieron a sus compañeros de al lado (Tigres) contra las cuerdas, el estadio había enmudecido en dos ocasiones y luego llegó la otra cara de la moneda.Apareció Gignac, el “dios felino”, como le llaman algunos, para rescatar el encuentro y darle vida a Tigres, mientras que los chivahermanos en tribuna se resignaron a regresar sin ventaja a Guadalajara.El Estadio Universitario terminó como pocos pensaron, con una afición felina festejando que alcanzaron un empate y la de Chivas con sabor amargo, como si de verdad hubieran presupuestado al inicio del encuentro que se irían al frente en el marcador 2-0.Las cosas se invertirán ahora en Guadalajara, serán a lo mucho 200 los aficionados de Tigres los que estén en la tribuna y todo el Estadio Chivas será rojiblanco. Una virtud de la afición local es que jamás dejaron de alentar, ahora le tocará a la rojiblanca hacer lo propio en casa, el próximo domingo.Alejandro Ramírez / Enviado