Viernes, 29 de Noviembre 2024
Deportes | Por Jaime García Elías

* Reciclaje

Por Jaime García Elías.

Por: EL INFORMADOR

Se dirá que Carlos Reinoso ya fue campeón con el América: dos veces, para ser exactos; que su designación, el martes, como timonel de las “Águilas”, tiene lógica...
La respuesta obligada sería que más lógica hubiera tenido, en ese plan, apostar por la continuidad de Manuel Lapuente. ¿O no es verdad, acaso, que el técnico defenestrado a raíz de la segunda derrota en otros tantos partidos disputados en su cancha por los capitalinos, fue calificado por la inefable Federación Internacional de Historia y Estadística del Futbol como “el mejor técnico mexicano de los últimos 25 años”...?

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Vistas las cosas con frialdad, el cese de Lapuente resultaba obligado. Primero, porque en lo que va del Torneo de Clausura 2011 no tenía resultados que lo avalaran. Segundo, porque no tenía un ambiente favorable entre los seguidores del equipo. Tercero, porque el funcionamiento de éste sobre la cancha no daba señales de que las derrotas sufridas ante Pachuca y Tigres hubieran sido, en efecto, “accidentes del futbol”, como decía Manolo.
Aseverar, ahora, que la designación de Reinoso, por tercera vez en su carrera, como timonel americanista, corresponde a las actuales necesidades de un equipo porque aquél es --como se estila decir-- “un histórico” de la institución, es, por sí mismo, un argumento muy enclenque...

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Carlos, sin duda, fue un excelente futbolista. Está, seguramente, entre los tres mejores jugadores extranjeros que el América haya tenido en toda su historia... Sin embargo, el haber sido un fuera de serie como jugador, no lo convierte en un técnico competente o exitoso. El talento para jugar es una cosa; la aptitud para fungir como mentor, la intuición para analizar el juego, la aptitud probada para sacar partido de la materia prima disponible, la claridad de los conceptos o el don de mando, otra muy diferente.
El América, además, es, por el ruido que genera a su alrededor el aparato publicitario del que forma parte, un equipo sometido a exigencias y presiones que exceden, con mucha frecuencia, su capacidad de respuesta. Un equipo de futbol con aspiraciones depende primordialmente de sus figuras, y un equipo que tiene como teóricas estrellas a Vuoso, Vicente Sánchez o Nicolás Olivera, no parece tener capital humano para sustentar las ilusiones de sus simpatizantes.

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Moraleja: de Reinoso, en principio, puede decirse lo mismo que de Lapuente: “No es lo mismo ‘Los Tres Mosqueteros’ que ‘Veinte Años Después’...”.

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