* Oro molido

Sin afán de chotear la mercancía, al 5-0 del sábado por la noche, en un Estadio Jalisco que desde afuera parecía castillo embrujado del que salían luces y gritos espectrales, hay que verlo más como derrota de un Morelia irreconocible --pálida sombra del que muchas veces en esa misma cancha ha dado memorables exhibiciones de bizarría y buen futbol--, que como victoria del Atlas.
Objetivamente, por supuesto, el triunfo rojinegro fue oro molido...

Por una parte, el hecho de que enfrente estuviera una triste caricatura de un equipo de futbol, no garantizaba que el partido estuviera ganado de antemano. El Atlas tuvo el mérito de esforzarse. Paseando la camiseta no hubiera conseguido los goles, ni hubiera demostrado la escandalosa diferencia de capacidades.

Por la otra, se aprovechó lo que otros equipos involucrados en el asunto del descenso, dejaron de hacer. El Necaxa, en casa, perdió ante Jaguares, y Querétaro, también como local, no supo ganar un cotejo que ganaba por 2-0... Los rojinegros, pues, al ganar cuando estaban obligados a ganar, especialmente porque que el rival dio sobradas facilidades, hicieron la tarea.
Por lo demás, una cosa es que el Morelia, a la postre, reprobara en toda la línea, y otra muy diferente que hubiera entrado a la cancha vencido de antemano. De hecho, antes de que el Atlas abriera el marcador, Miguel Ángel Pinto tuvo dos excelentes intervenciones para evitar la caída del marco rojinegro.

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Para el Guadalajara, fue mejor el resultado --1-1 ante el Puebla-- que el desempeño. En el aspecto ofensivo, sobre todo, resplandecieron, en la cancha, las limitaciones que ya se le conocían, en el papel, al equipo rayado. Arellano y Medina, los jugadores de más nombre, fueron sendos ceros a la izquierda.
Para los ahora “Estudiantes”, en tanto, el 4-1 adverso ante Cruz Azul le puso cifras a su incompetencia táctica. Ni supo defenderse, porque los “Cementeros” lo arrollaron, ni supo atacar, porque nunca mostró esa bravura que, a falta de argumentos futbolísticos, ocasionalmente salvaba al Puebla del “Chelís” Sánchez Solá.

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Del resto de la primera jornada del Torneo de Clausura, sobresalen las derrotas de Monterrey, como local, ante San Luis, y del América --ídem-- ante Pachuca, que confirman algo que ya se sospechaba: que ni títulos ni camisetas, por sí mismos, sin agregarles lo que se le pone al rompope,  bastan para ganar partidos.