* Incógnitas

Puesto que sus experiencias recientes en materia de contratación de supuestos refuerzos --Carlos Ochoa, Aarón Galindo, Amaury Ponce, etc.-- han dado más motivos para lamentaciones que para celebraciones, tiene lógica, después de todo, que, de cara al Torneo de Clausura que comienza el próximo fin de semana, los actuales dueños de los destinos del Guadalajara cancelaran, a priori, la posibilidad de incorporar caras nuevas a su plantel...
Tiene lógica porque hay, además, el antecedente de lo que sucedió en el reciente Torneo de Apertura con dos de sus jugadores más rimbombantes (y más costosos): reincorporados al elenco del equipo más popular de México después de sendos breves destierros, ni Omar Bravo volvió a ser el goleador que un mal día --mal orientado por las húngaras, según algunas versiones--  tomó la decisión de embarcarse en la aventura de querer ser figura en Europa, ni el “Bofo” Bautista, después de una temporada con los Jaguares de Chiapas, volvió a ser el jugador que, aunque fuera mediante chispazos esporádicos, ocasionalmente marcaba diferencias en la cancha a favor de su equipo.

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Así las cosas, las esperanzas de que el Guadalajara esté a la altura de las ilusiones de sus simpatizantes, de las exigencias de la historia y de las bravatas mediáticas de sus dirigentes, vuelven a centrarse en las buenas intenciones de que maduren algunos de sus prospectos, y de que retomen la brújula algunos jugadores que, de haber sido promesas estimabilísimas, pasaron a ser rotundas decepciones... o punto menos.
Serían, en el caso de los prospectos que han demostrado cierto crecimiento futbolístico, los atacantes Michel Vázquez y Marco Fabián: el primero, el “tapado” por excelencia del técnico José Luis Real; el segundo, el jugador que más peso específico llegó a tener en el primer equipo, especialmente a partir de que el “Chicharito” Hernández, a raíz de su sonada transferencia al Manchester United, pasó a ser el gran ausente en el plantel rojiblanco.
En el capítulo de quienes corren el riesgo de verse catalogados como llamaradas de petate si no hacen buenos tanto los anhelos de simpatizantes y dirigentes como sus reiterativas declaraciones previas a la competencia, porque sus destellos se significaron por efímeros, serían los también atacantes Omar Arellano y “Venado” Medina.

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Ya el tiempo se encargará de despejar las que hoy en día son incógnitas, y de decir, en efecto, “si como roncan, duermen”.