* Historia antigua

Es curioso: tanto la primera vez que se coronó el Guadalajara en el Estadio Jalisco (temporada 1960-61: ¡hace medio siglo...!) como cuando cerró el ciclo del “Campeonísimo” (1969-70), el rival fue el Atlante.

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Por supuesto, el partido de esta noche en este mismo escenario no tendrá, ni remotamente, el atractivo adicional de los dos aludidos; de hecho, el desdén de los aficionados por los boletos, en la preventa, es sintomático.
Como quiera, es previsible que haya una buena entrada; primero, porque las “Chivas” tienen su público cautivo; y segundo, porque muchos aficionados acudirán a la cita nada más por subrayar el desaire que le han hecho, por la lejanía y por las incomodidades de los desplazamientos, al nuevo estadio; es decir, por hacerle al “contreras”.

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Ninguno de los jugadores que participarán en el partido de esta noche había nacido cuando se disputaron los dos encuentros aludidos en el primer párrafo. Los episodios que ahí se refieren son, para ellos, capítulos de historia antigua que se leen --o se oyen-- entre bostezos.
El atractivo del encuentro de esta noche se circunscribe a la incógnita de si el Guadalajara conseguirá despertar del letargo que ha sido su sello y salir de la mediocridad que ha sido su impronta no sólo en lo que va del Torneo de Clausura, sino en el ciclo que comenzó a partir del punto de quiebre que fue la sonada transferencia del “Chicharito” Hernández al Manchester United...
(Algún “malora” ha llamado a las “Chivas” actuales, “las viudas del ‘Chicharito’...”).

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El Atlante de los dos episodios evocados allá arriba, era, en aquellos lejanos tiempos, la víctima propiciatoria. El resultado de aquellos juegos estaba cantado de antemano; (no se sabe si Gabriel García Márquez tomó de ahí el tema para su “Crónica de una Muerte Anunciada”)...
Hoy, en cambio, el Atlante avecindado en Cancún y dirigido por el “Piojo” Herrera, merece que se le vea con más respeto: tal vez no como el favorito --que tampoco el Guadalajara tiene con qué reivindicar ese carácter--, pero sí, al menos, como un sinodal muy respetable. Lo avalan sus números (dos victorias y dos empates, seis goles anotados y tres recibidos), modestos si se quiere... pero no indignos, tristes, lamentables, como al cero al cociente en el casillero de los triunfos, y los demás que hoy