* ¿Cola de león...?

Hay, desde luego, quien opina que el “Chicharito” Hernández, suplente en el Manchester United, encarna el caso de la proverbial “cola de león”; que sería preferible que buscara la manera de rebelarse contra ese destino y tratara de convertirse en “cabeza de ratón”, moviendo sus resortes para encontrar acomodo en un equipo en que tuviera más oportunidades de ser titular.

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Cuestión de enfoques, por supuesto...
Javier, en el Manchester United, aun sin ser titular --y con muy escasas posibilidades inmediatas de serlo, porque Dimitar Berbatov está convertido en un depredador del área, en una máquina de hacer goles y en un cheque al portador por victorias para su equipo-- es, sin duda, en el rompecabezas que Sir Alex Ferguson tiene que armar una y a veces dos veces por semana --valga el lugar común--, una pieza importante. No es uno de los once convocados ordinariamente para comenzar partidos, porque Berbatov, como ya se dijo, no suelta el puesto. Para Ferguson y para cualquier mortal medianamente dotado de sentido común, el planteamiento es nítido: Berbatov representa el presente; el “Chicharito”, el futuro... pero también, desde ahora, aunque sea un poco, el presente.

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El atacante mexicano, en sus circunstancia actual, sabe que habitualmente seguirá teniendo pocos minutos. Sabe también, empero, que su peso específico en el equipo depende de su atingencia para aprovechar las oportunidades que la vida, el futbol y las circunstancias tácticas de cada partido --y, en última instancia, la inspiración de su técnico-- le brindan.
Si en los pocos minutos que tiene se le presentan dos oportunidades, Javier sabe que tiene que aprovechar una, por lo menos. Si tiene dos y las malogra... otro, en poco tiempo, estará ocupando su lugar. Si, en cambio, mantiene la costumbre de aprovecharlas en una medida razonable, como sucedió ayer y como con bastante frecuencia sucede, cualquiera entiende que se estará convirtiendo, gradualmente, a los ojos de su técnico, de los aficionados y de la crítica, en el heredero de la camiseta de Berbatov.

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El “Chicharito”, por lo demás, sigue dando señales de que está bien orientado y de que tiene los pies bien plantados sobre la tierra. Si su proceso de maduración como persona es tan consistente como el que acusa como futbolista, puede apostarse a que difícilmente dará oídos, por fascinantes que puedan parecer, al canto de las sirenas.