Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | FIL. Galardón que por segunda vez recibe un profesional de la lente

Zoom a Rogelio Cuéllar

El fotógrafo recibirá el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez de la FIL

Por: EL INFORMADOR

Cuéllar recibirá el homenaje  el próximo 2 de diciembre en Expo Guadalajara, acompañado de algunos de sus amigos.  EFE  /

Cuéllar recibirá el homenaje el próximo 2 de diciembre en Expo Guadalajara, acompañado de algunos de sus amigos. EFE /

GUADALAJARA, JALISCO (01/NOV/2012).- Frente a la lente de Rogelio Cuéllar han estado alguna vez los veinte personajes que han recibido el Homenaje Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, entre ellos, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, José Emilio Pacheco y Vicente Leñero.

Ahora, después de 45 años de retratar a los más destacados creadores latinoamericanos, Cuéllar se convierte en el segundo fotógrafo -después de Héctor García--en recibir el máximo galardón del periodismo cultural en México.  

Con el mismo Fernando Benítez, Cuéllar tuvo una relación de colegas. Lo conoció durante sus primeros años profesionales, en los que el fotógrafo trabajó en la Dirección Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). "Era un gran conversador", recuerda Cuéllar, y además "era ajonjolí de todos los moles": siempre presente en "la gran familia de pensadores y creadores de aquella época".

Por la admiración que siente ante los artistas, y en particular hacia aquellos que han recibido este premio con anterioridad, Cuéllar se dijo muy emocionado y sorprendido de ser ahora él el ganador. Y cuando fue cuestionado acerca de la manera en que su trabajo se inserta en la rama del periodismo cultural, el fotógrafo nacido a mediados del siglo XX consideró necesario empezar a contar desde el comienzo.

La afición a la fotografía apareció durante los años de la preparatoria, pero sólo hasta que entró a trabajar en una empresa fotográfica, Cuéllar tuvo dinero para imprimir sus primeras fotos, y con ellas buscar trabajo en algún medio, como entonces era su sueño.  

Lo encontró en la revista Sucesos para Todos, "que era muy combativa", contó el fotógrafo vía telefónica, "publicaba mucho de las guerrillas en Venezuela y otros movimientos sociales. Los fotógrafos eran Rodrigo Moya, Ignacio López y el mismo Héctor García".

Con 19 años comenzó a trabajar en el campo cultural en la UNAM, "y ahí se me reveló un universo que no conocía": el de los conciertos, las obras de teatro, las exposiciones y las conferencias.

Ya en el camino del fotoperiodismo, Rogelio Cuéllar ganó el Premio Nacional de Periodismo por un reportaje gráfico sobre los porros de la UNAM; y además participó en los grupos fundadores de Proceso y La Jornada.

Con su fotografía de autor, que se ha dividido en tres grandes vertientes -retratos de artistas y personajes de la vida cultural; paisajes rurales y urbanos; y desnudo fotográfico-- Rogelio Cuéllar ha participado en más de 80 exposiciones individuales y ha publicado cuatro libros.

"Finalmente todos esos trabajos han sido un pretexto para conocer mi país, conocer lugares que nunca me imaginé, el trato con las personas, la convivencia", expresó el galardonado, y cada proyecto, dijo, "es una oportunidad de leer a quien no he leído, de conocer a quien tengo ganas de conocer o que ni me imaginaba encontrarme. Por ejemplo cuando conocí a Mario Benedetti -a quien yo había leído a los 18 años, 20 años--se me iluminó todo. Era mi héroe (...) Pero volviendo a la pregunta...."

--¿De qué manera considera que su trabajo fotográfico se inserta dentro del periodismo cultural?

--El universo de los creadores es algo en lo que me he involucrado muchísimo. Le he dado un seguimiento muy cotidiano a diferentes personajes: escritores, actores, compositores. Es un universo que me emociona mucho, aprendo mucho y descubro mucho.  

--¿Cómo selecciona a los creadores con los que trabaja?

--Fundamentalmente que me guste su obra: si es un escritor obviamente ya lo leí, si es un pintor, conozco su pintura, es a partir de un gusto personal. Después, soy obsesivo de la información: leo dos o tres periódicos al día y ahí me entero de quienes están activos trabajando, por un lado. Por otro lado, trabajo con otros que están vivos pero que nadie recuerda, por ejemplo me tocó conocer a Gabriel Fernández Ledesma o Francisco Corza, que no estaban en el sentido estricto en el candelero. Y por otro lado, los jóvenes emergentes tanto en poesía, literatura, pintura y demás.

--¿Por qué hago esto? (Se pregunta Cuéllar a sí mismo)

--Porque mucho tiempo fotografié políticos y no me gustó, porque estaba contribuyendo a una demagogia visual. Me tocaron las campañas de Echeverría, de López Portillo, y todos cargan niñitos, abrazan viejitas. Y me estaban saliendo muy bien las fotos, pero son actores finalmente. Trabajando en Proceso y en La Jornada se creó, a partir de la exigencia de Carlos Payán, una fotografía crítica y  muy aguda en el periodismo. Y lo hice. Pero ahorita, ¿a quién le interesa una foto de Fidel Velázquez rodeado de periodistas? A mí no me dice nada, ni a las nuevas generaciones. Sin embargo, me interesa trabajar en quienes sí creo ¿Y en quiénes sí creo? En los creadores.

--¿Cómo es una sesión de retrato con Rogelio Cuéllar?

--Procuro hacerlo en el espacio de ellos, trabajo mucho con luz natural, no muevo nada, no hago grandes puestas en escena. Comienzo de lo general a lo particular, o sea de planos muy abiertos -el espacio donde trabajan, su jardín, su cocina, su patiecito-- hasta llegar a detalles como la foto del refrigerador. Voy conformando un retrato y muchas veces, después de una sesión de dos tres horas, vuelvo a ir y vuelvo a ir.  

--¿Ha creado amistades con sus retratados?

--¡Claro! Tengo grandes querencias entrañables; hermanos carnales que se han hecho así: un Gabriel Macotela, un Gustavo Monroy, un Gilberto Aceves Navarro, un José Javier Villareal -poeta del Norte que vive en Monterrey-- un Jaime Sabines. Con Octavio Paz siempre fue más lejano; no era muy expresivo.

--¿Recuerda en especial a alguno que le haya enseñado algo en particular?

--Yo creo que cada uno me enseña muchas cosas, cada uno es especial, con cada quien salgo lleno de imágenes. Hay creadores con los que no cruzo una sola palabra, como con Tamayo: llegaba a las 8:00 de la mañana hasta la 1:00 que nos llamaba Doña Olga para comer; comíamos, jugábamos cartas y a las 5:00 de la tarde otra vez al estudio hasta las 8:00, y no ponía música y no cruzábamos palabras. Hay otros amigos, otros pintores con quienes prácticamente es una fiesta; con Gabriel Macotela siempre hay música, se come, se bebe, y es un centro de reunión de muchas creatividades.

--Su fotografía de paisajes es algo que sucede de manera más espontánea, ¿no es así?

--Soy fotógrafo callejero. Finalmente cuando entré a trabajar en La Jornada, ya lo que quería era ser freelance, ya no quería trabajar de fijo, porque me encanta andar en la calle. Si viajo a algún estado de la República o a otro país, lo primero que hago es salir a caminar con la cámara. Encuentro, encuentro, no busco; encuentro.

--Y también tiene una faceta de fotografía erótica...

--No es erótica, son fotografías de desnudos, de cuerpos: mujeres y hombres con luz natural, ya sea en mi estudio o en paisaje abierto. Más que nada es que me fascina el cuerpo humano, entonces es fotografía del cuerpo como un paisaje, el cuerpo como emociones. Desde que comencé a hacer fotos de desnudo no he dejado ese tema.

--¿Cuáles son los aspectos qué le interesa cuidar durante la sesión de fotografía de desnudo?

--Me interesa llegar hacia el punto de la fuerza del erotismo, y entre la pornografía y el erotismo hay una línea casi como un hojita de cebolla; es muy pequeñita la diferencia. La fuerza expresiva del erotismo me interesa mucho. El rostro, si aparece, me interesa que tenga los ojos cerrados porque la mirada es muy fuerte, me distrae y me quiero centrar en la expresividad del cuerpo. A diferencia de en el retrato, donde lo que busco, lo que exijo, es la mirada. En el desnudo no, si no haría fotos de calendario.

--¿Trabaja con modelos?

--No, son amigos, amigas, bailarines, actores, personas que tienen una relación muy amplia y muy estrecha con la expresión del cuerpo. No me interesan cuerpos de gimnasio.

--¿Cómo ha vivido la transformación tecnológica de la fotografía?

--Todavía no me convence la fotografía digital. Como soporte todavía prefiero el negativo; necesito ver y revelar, me encanta revelar; pero para los medios, para las noticias, ahora es algo fundamental que sean en digital para mandar las fotos. Eso me maravilla, pero como fotógrafo todavía tengo el placer del blanco y negro, de revelar rollos y de imprimir fotos.

PARA SABER
Premio suspendido


El Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, que entregaba la FIL cada año en categorías como reportaje escrito, fotográfico y radiofónico fue suspendido este año debido a la baja participación y calidad de los trabajos entregados en los últimos años, de acuerdo con los organizadores y jurados. El de radio ya había sido cancelado años atrás por las mismas razones.

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