Volpi presenta La Tejedora de Sombras

GUADALAJARA, JALISCO (24/NOV/2012).- Un caso más donde la realidad supera a la ficción. Se trata de la enloquecida historia de amor entre Christiana Morgan y Henry Murray, misma que fue cuidadosamente documentada por el escritor mexicano Jorge Volpi para después convertirse en su más reciente novela: La Tejedora de Sombras (Planeta, 2012), galardonada con el Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta Casamérica.

Para presentarla en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, Volpi invitó a los escritores Daniela Tarazona y Eloy Urroz, quienes con la lectura de sus ensayos tocaron diferentes aspectos de la trama y la psicología de los personajes.

Cuanto tuvo la palabra el autor, agradeció a sus compañeros de mesa por ayudarle a entender más su propia obra, “quizás”, dijo, “porque ellos dos han sido asiduos al psicoanálisis”. Él ya no trataría de descifrar a esos personajes con los que convivió durante más de siete años –advirtió— sino que los presentaría al público con apoyo de fotografías y contaría la génesis de una novela que narra la larguísima obsesión amorosa entre “esta mujer extraordinaria” y un reconocido profesor de Harvard.

“Esta es la foto de Christiana Morgan que a mí más me gusta”, señaló Volpi hacia la pantalla, “una mujer tremendamente atractiva que al mismo tiempo refleja la tristeza en su rostro”, que nació a finales del siglo XIX y cuyo padre nunca le permitó estudiar. A su lado se observa una fotografía de Henry Murray cuando todavía era estudiante de medicina en Harvard, que es también el momento en que conoce a Christiana y se convierten en amantes.

Aparecieron después en las fotografías la pudiente esposa de Murray y el atormentado marido de Christiana; muchos de los dibujos que la protagonista realizó siendo paciente de Carl Gustav Jung (también presentes en el libro de Volpi); y la casa donde Henry y Christiana llevaban a cabo sus rituales amorosos –desde adoraciones a la figura del otro hasta sadomasoquismo— en una obsesionada búsqueda por el amor perfecto.

Dichas imágenes las obtuvo Volpi mientras estuvo consultando el archivo Christina y de Henry que se conserva en la Universidad de Harvard, “porque ellos en este afán de convertir su historia de amor en un ejemplo para el mundo, en esta arrogancia enloquecida, documentaron su historia”.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL