Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Por Enrique Navarro

Visiones de atemajac

Dr. Atl (VII)

Por: EL INFORMADOR

¿Qué otros avatares vivió el Dr. Atl en el período revolucionario? Participó en las actividades de la célebre Casa del Obrero Mundial, así como en la organización de los no menos legendarios Batallones Rojos. Incansable, fundó y dirigió publicaciones como La Vanguardia y Acción Mundial. Alborotador, lo mismo arengó y lideró a buena parte del gremio artístico para, entre otras acciones, repartir paquetes de billetes obregonistas entre los sorprendidos y depauperados capitalinos, que huyó con la comitiva carrancista hasta Tlaxcalantongo, esto a pesar del fugaz encarcelamiento en México y del exilio en la ciudad de Los Ángeles que el Barón de Cuatro Ciénegas le había impuesto previamente por sedicioso. El Dr. Atl cambiaba de bando como de camisa pero, finalmente, se había puesto las pilas.

Orozco, sin duda, nos legó uno de los más directos testimonios tanto del "sainete, drama y barbarie" revolucionario, como de las correrías atlianas a través de su, siempre sabrosa, autobiografía. El zapotlense nos dice, entre otros recuerdos, que "los obreros de la Casa del Obrero Mundial estaban indecisos y divididos con respecto al bando al cual se afiliarían, si al villista o al carrancista. Para decidirlo se habían reunido y después de una larga y tormentosa discusión se presentó el Doctor Atl y su elocuente discurso llevó a los obreros definitivamente del lado carrancista". Narra, asimismo, el éxodo de la Casa del Obrero en convoyes de ferrocarril con destino a Orizaba. Cargaron con las prensas y demás enseres de El Imparcial capitalino para, una vez instalados en la nave del Templo de los Dolores de la población veracruzana, editar el revolucionario La Vanguardia.

El asalto y saqueo de templos y demás instalaciones religiosas para destinarlos como cuarteles y viviendas, o para caballerizas, o improvisados sanatorios era, todos lo sabemos, una práctica común por aquellos tiempos. Orozco solo lo confirma: "El templo del Carmen fue asaltado también y entregado a los obreros de La Mundial para que vivieran allí. Los santos, los confesionarios y los altares fueron hechos leña para las mujeres, para cocinar, y los ornamentos de los altares y de los sacerdotes nos los llevamos nosotros. Todos salimos decorados con rosarios, medallas y escapularios". Como podemos ver, el zafarrancho desplegado no disgustaba del todo al, casi siempre circunspecto, autor de Zapotlán.

También narra que con el -divertido- nombre de "La Manigua" fue bautizado un antiguo convento para destinarlo como vivienda de los editores y artistas de La Vanguardia.

Evoca al Dr. Atl "armado de fusil y cananas, yendo a entrevistar a Obregón a los campos de batalla o a Veracruz, a conseguir dinero para todo el tinglado".

El Dr. Atl aseguró (en su Relato del Dr. Atl acerca de los primeros años de la Casa del Obrero, contado en un ejemplar del periódico Excelsior del año 1962, recogido, a su vez, por Beatriz Espejo en el libro antes citado) que él reclutó 14 mil hombres para engrosar los -mitificados- Batallones Rojos. Dichos Batallones, según el Dr. Atl, "dieron un magnífico servicio al ejército de la Revolución". Parece ser que así fue. Integrados por obreros (tranviarios, electricistas, textileros, etcétera), libraron sonadas batallas contra Villa, pero sirviendo a los particulares intereses revolucionarios de Obregón y Diéguez. Yo me pregunto: ¿Eran o siguen siendo esos intereses de los líderes en turno compatibles con la verdadera problemática obrera, campesina y popular en nuestro país, a todas luces irresuelta? Y dicho esto: ¿Para qué hablamos de las demandas del gremio artístico?

navatorr@hotamil.com

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