Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Enrique Navarro

Visiones de Atemajac

Dr. Atl (VI)

Por: EL INFORMADOR

Una vez desembarcado en Veracruz, comienza para el Dr. Atl otra fragorosa etapa plagada de hechos inverosímiles y leyendas mitificadoras. Las cosas, sin embargo, no fueron tan fáciles.

Entre la inestabilidad externa más la interna, el Dr. Atl logró acertar varios dardos, pero también dio muchos bandazos. Veamos. En primera instancia y apoyado en una identidad falsa y un fluido italiano logra esquivar a sus persecutores huertistas.

 Al poco tiempo se contacta con Carranza, quien lo nombra su jefe de propaganda en la Ciudad de México, así como director de la ex academia, por ese entonces Escuela Nacional de Bellas Artes (¿alguien duda del poder de seducción de nuestro personaje?).

Acto seguido, se dirige al estado de Morelos, donde se entrevista con Zapata. Beatriz Espejo, en su libro titulado Dr. Atl, el paisaje como pasión, recoge una opinión de Raquel Tibol (vertida, a su vez, en José Clemente Orozco, una vida para el arte), a través la cual se refuerza el legendario rol del Dr. Atl como espía carrancista, divulgado -“soto voce”- en los anales de la historia de México.

También Espejo destaca un testimonio de Siqueiros (publicado originalmente en Me llamaban el coronelazo), asombrado ante la complejidad del Dr. Atl, no solo en su papel de apasionado profeta del nuevo arte mexicano, como lo mismo colocando un letrero absurdo e incomprensible para justificar el cierre de la Escuela.

 El Coronelazo nos dice en torno al letrero de marras: “Su primera actitud (del Dr. Atl) fue llegar rápidamente con aquellos pasitos diminutos que le eran tan habituales, al gran portón de dicha institución educativa para colocar en ella un papel blanco escrito con lápiz azul […] y en el cual estaba la siguiente ultra abstracta oración: ‘También con ladrillos se hace la Revolución’.

Nosotros, los muchachos estudiantes que esperábamos a Atl con verdadera angustia, viendo en él el principio de una nueva era para el arte de nuestra tierra, nos quedamos prácticamente inmovilizados. Los más optimistas dijeron: ‘siendo de Atl, es bueno y basta’. Sin embargo, dijo otro de nosotros, ‘no estaría por demás adivinar lo que realmente quiere decir’”.

Es inevitable. Reverberan en mi imaginación esa diligencia, ese ascendiente entre los estudiantes y artistas y esos “pasitos diminutos” de nuestro personaje. Para bien y para mal son rasgos que ayudan a definirlo. Haciendo, sin embargo, un balance provisional, no estoy seguro de querer caer en las redes carismáticas de un Dr. Atl. No sin escalofríos lo aseguro.


Pero uno nunca sabe. Me remite, sí, a los tiempos siempre románticos y novatos de quienes hemos tenido la fortuna de estudiar arte. Me remite, sí, al idealismo revolucionario. Pero también me lleva al pantanoso mundo de la retórica política y el manipuleo ideológico. No dudo de las ideas, dudo de la frágil condición humana. De la megalomanía y otras intenciones inconfesables. Me quedo con los afanes culturales de nuestro personaje. Me quedo con el artista.

navatorr@hotmail.com

Temas

Lee También

Recibe las últimas noticias en tu e-mail

Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día

Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones