Vicente Rojo en las voces de otros

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2011).- “Mis manos me representan. Ellas simbolizan toda mi relación con el mundo”. La frase es la descripción que hace de sí mismo el pintor Vicente Rojo en su libro 'Puntos suspensivos'.

La publicación, cobijada por la editorial Era, fue comentada por dos amigos del artista plástico: el editor Marcelo Uribe y el escritor Alberto Ruy Sánchez. Ellos toman la palabra para evocar las historias y los trabajos de Vicente Rojo (Barcelona, 1932).

“Cada parte de este libro es un pequeño tesoro y al mismo tiempo es una imagen literaria bellísima”, expresa Ruy Sánchez, quien dice que la idea de los puntos suspensivos, que indican un discurso por continuar, es válida en la estructura del libro, donde el pintor muestra sus series y las comenta para sus seguidores.

Para el autor de 'Nueve veces' el asombro, Vicente Rojo es como un arquitecto de las catedrales góticas porque su manera de enseñar es artesanal. “Ése tipo de arquitecto funcionaba como un taller artesanal porque había un maestro que hacía las cosas y alumnos que veían como lo hacía el maestro. El tipo de maestro que es Vicente es ése”.

Además destaca la influencia y la facilidad que el pintor ha dado para que otros diseñadores y artistas crezcan. “Cada uno de los –alumnos- ha sabido no ser epígono, es decir no sólo ser un copión, sino que han sabido afirmar su propia personalidad porque Vicente no era el maestro que decía uno más uno son dos y se joden. Porque cada uno encontraba su manera de solucionar los problemas concretos”:

Marcelo Uribe dice que las imágenes de 'Puntos suspensivos' se leen y la interacción de esas dos lecturas, el texto y la pintura, es “de una riqueza insospechada”.

El editor lee un fragmento de Formación, texto incluido en la obra: “En el comienzo de cualquiera de mis propuestas artísticas ha estado siempre la intención de llenar un vacío (…). En transitar con el mejor clima posible el trayecto que va de la intención a su pérdida, este recorrido lleno de dudas sigue siendo para mí un misterio fascinante, quizá es el mismo misterio que originó mi vocación. Este largo proceso es el que da sentido a mi trabajo más que la obra misma, así cualquier interpretación será siempre tantear dentro de un laberinto de sombras, del que intento encontrar la salida, aún sin saber cómo entré en él”.

Para Uribe, los textos incluidos son un poema, “también es un novela porque narra todos estos procesos”. El título incluye fotografías de las obras de pintor y sus reflexiones.

De las pocas palabras dichas por Vicente Rojo en su presentación destacan: “La base de la obra de arte es revelar algo que no existe. Mi intención ha sido sacar a la luz esos elementos, pero dejando otros ocultos, ese secreto debe tener y encontrar su propia visión”.


EL INFORMADOR /MAYRA TORRES