Sábado, 23 de Noviembre 2024
Cultura | Entran 33 mil personas a revisar las ofertas

Venta nocturna supera asistencia de 2010

Las editoriales como Oceano, Random House y Santillana sacaron sus saldos

Por: EL INFORMADOR

Por los pasillos se veían padres de familia, jóvenes y  monjas en busca de ofertas.  /

Por los pasillos se veían padres de familia, jóvenes y monjas en busca de ofertas. /

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2011).- Para que entraran los ríos de gente que querían aprovechar la venta nocturna, por la puerta principal salían todos los que habían ido a las conferencias o a los stands pero que poco les interesaban las "gangas", mientras que por el área internacional se apretujaban por la pequeña puerta de acceso, hasta que alrededor de las 21:00 horas se disgregaron por toda la Expo.

El personal de seguridad estaba preparado para recibir un poco más de 30 mil visitantes, cifra que se registró en 2010. Y calcularon bien, pues entre las 20:00 y las 23:00 horas, entraron 33 mil personas.

Sin embargo, pocos salieron con bolsas y bolsas de libros. La mayoría salía con un par de títulos, y de grupos de jóvenes, especialmente, no todos salían con alguna adquisición.

Las editoriales como Oceano, Random House y Santillana sacaron sus saldos (una de ellas vació 200 cajas de libros que, de no comprarlos, se desechan), principalmente. Y, como cada año, fueron los stands más saturados, mientras que otros, de pequeñas editoriales, apenas si recibían unos cuantos clientes.

Por los pasillos se veían monjas, jóvenes que iban solo a pasear, padres con sus hijos dormidos en carreola, académicos que iban por libros especializados, familias enteras que iban a ver qué encontraban por la profunda tentación de los descuentos...

Norma, por ejemplo, es una de las que fue sólo porque escuchó de la venta nocturna, pero no tenía en mente ningún título. Al llegar a la FIL, se topó con la "ganga" de un libro de yoga en apenas 30 pesos, aunque no sabe bien de qué se trata, "pero quiero aprender". Su segunda compra fue de kabbalah y hasta ahí llegó. Se salió, como muchos, con sus dos bolsitas en la mano.

EL INFORMADOR/ALEJANDRA GUILLÉN

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