Velada andaluza en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (11/OCT/2013).- En punto de las 21:06 horas del jueves, salió al escenario el andaluz de los dedos virtuosos. Vestía camisa blanca de mangas largas, chaleco y pantalón negros. Lo esperaba un público de composición diversa: cuatro mil asistentes entre los que predominaban los adultos de mediana edad, sin que faltaran jóvenes y algunos ancianos.

Paco de Lucía, uno de los mejores guitarristas de flamenco en el mundo, comenzó rasgando tenuemente su instrumento. Con plantas de ornato como escenografía, una luz enfática que bañaba su figura, el de Cádiz omitió el saludo y se dedicó a lo suyo: a la música.

Minutos de comenzado el recital, una voz masculina de entre la penumbra gritó: "¡Paco!". Y Paco sólo respondió: "¿Qué?". Las risas resumieron la conversación.

Poco a poco se fue integrando el ensamble que le acompañaría en esta velada andaluza celebrada en el Auditorio Telmex: dos cantores, un percusionista, un tecladista, un bajista y otra guitarra más.

Con voz jonda, los cantaores alzaban sus gargantas al tiempo que aplaudían. El tono iba de la algarabía y la fiesta a los cantes desgarrados de desdicha gitana.

"Un pañuelo, bordao de miil coloooooooooooooores", cantaba uno de ellos cuando irrumpió el sonido de una armónica, en boca y manos del también tecladista, Antonio Serrano.

A las 21:50, el bailaor Antonio Fernández Montoya, "Farru", tomó el escenario en la primera de dos ocasiones. Se adentró sigiloso y elegante, pero apenas puso un pie en el tablao y como un gitano pillo, comenzó a robarse toda la atención.

Y es que el público se había mantenido más bien sereno durante la mayor parte del tiempo, como quien atiende a un maestro, siguiendo el orden y aplaudiendo al final de cada pieza. Pero las destrezas de "Farru" arrancaban palmadas sin mesura.

Los dedos de Paco seguían acariciando la guitarra, a veces la suspendía para dejar que los zapatos de "Farru" se unieran a las percusiones, mientras los otros músicos animaban el espectáculo con palabras de aliento.

"¡Bravo!", se oyó el grito de una mujer. "¿Quién, él o yo?", contestó Paco, refiriéndose al bailador que salía de escena.

Pedro Jorge, un músico brasileño de visita en Guadalajara, asistió al concierto con la esperanza de poder hablar con Paco. Afirma que lo conoció en la ciudad de Belo Horizonte, en Brasil, por un amigo en común.

"Para mí ese momento fue muy importante, muy fuerte, me dio muchas ganas para superar muchas barreras internas que tenía para seguir con la música", dijo refiriéndose a uno de sus encuentros posteriores con él.

Al término del concierto, unos 10 minutos antes de las 23:00 horas, Pedro se quedaría a esperarlo. Al mediodía, estaba tan emocionado, que le compuso un verso: "La música de Paco de Lucía es una síntesis maravillosamente creada del conocimiento profundo. La guitarra, el canto, el baile y la fuerza de la esencia humana, flamenco gitano, cambiando positivamente el universo de cada ser del planeta".

EL INFORMADOR / BRENDA RAMOS