Una sociedad sin obsesión por el dinero: Mario Bellatin

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2013).- Dice que lo único que tiene es su vieja máquina de escribir. Que las personas vienen y van, que los libros vienen y van, pero que su vieja máquina de escribir ha estado ahí desde la infancia. No le interesa tener más, ni tener dinero para comprar más.

Mario Bellatin recuerda, y confiesa que de esto habla poco, que en años anteriores tuvo un conflicto con el dinero. De hecho, cuando al escribir había dinero de por medio, se resistía. No le gustaba sentirse comprometido a responder a algo previamente vendido. Después encontró cómo sobrevivir sin esa atadura a la que somete el dinero.

Paradójicamente está "El Hombre Dinero", su libro más reciente, escrito desde su iphone y presentado en la FIL, en el que un personaje vive torturado por la falta de dinero. Cuando Bellatin habla de quienes desean dinero por dinero se le enfurece el rostro, pero no pasa así con su personaje, dice que sus historias se quedan en el papel y de ahí no salen.

Al Hombre Dinero lo persigue un extraño síndrome de por vida. A Bellatin una malformación genética le costó el brazo derecho. Pero no quiere explicar si es su voz la que habla en esa historia contada en primera persona, o si es ficción o realidad, o si es el sueño en el que se desencadena la historia o si ya salió de ahí. Mejor que el lector lo decida y continúe leyendo.

¿Cuál es su relación con el dinero?

Para mí lo ideal es que no exista el dinero, lograr una vida libre, sin trabajar a tal hora en cosas que no quiero. Es lo único para lo que me ha servido ser escritor: llegar a un punto de cierta libertad económica y temporal. Que el dinero sirva justamente para lo que tenga que servir, como un vehículo. Un facilitador de la cotidianidad. Lo ideal es que no exista, simbólicamente, y que sólo se use para lo que se tenga que usar.


Usted lo ha logrado vivir sin la atadura del dinero, ¿cómo sería si todos lo lográramos?

Nos encontramos con lo opuesto, con unos retardados mentales que lo único que hacen es atesorar dinero, por atesorar dinero, a costa de la miseria humana, y la pobreza y el hambre. La tendencia es ésa, sólo dinero: "tengo miles de millones" y que nunca se materializan. No es gracioso porque para tener eso es en la virtud de un abuso legal y monopólico que todos sufrimos. No es casual que los máximos millonarios del mundo surgen de las sociedades más pobres.

¿Esta actitud de dinero por dinero es la psicología que rige a su personaje?

Es alguien que sufre mucho por dinero. Hay un dicho que escuché por ahí y que sale en el libro: El dinero, ese invento que se hizo para los pobres. Por una lado está el personaje monopolista que acapara por acaparar, pero también está el otro, el que no tiene y esto se convierte en algo terrible, porque el dinero se vuelve lo más importante de su vida. Es un tipo torturado por el no dinero, tacaño porque no tiene.

Dice que disfruta más el proceso que el resultado y El Hombre Dinero le tomó dos meses, ¿no se quedó con ganas de más?

No, porque El Hombre Dinero nunca fue planteado como está hecho. Son escrituras que son constantes y que de pronto voy uniéndolas y haciéndolas pasar como que son hechas especialmente para que fueran así, pero son construcciones.

¿No es tedioso escribir en la pantalla táctil?

Escribo con un lápiz digital. Para mí la escritura a mano es muy rápida. Siempre he necesitado una intermediación entre lo que aparece en la cabeza y la palabra escrita. También desde niño quería verme en letra de molde, porque le da una orden y le da esa fuerza de que ya deja de ser mía, y así me gusta ver mis textos.

EL INFORMADOR/ ALEJANDRA PEDROZA