Viernes, 29 de Noviembre 2024
Cultura | Por Vanesa Robles

Un viaje para conocer lobos e israelíes

Un grupo de estudiantes wixárika acapara las miradas en la FIL

Por: EL INFORMADOR

Roban cámara. La presencia de estos niños en la feria atrajo miradas.  /

Roban cámara. La presencia de estos niños en la feria atrajo miradas. /

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2013).- Lucero Salvador llegó a la FIL a conocer a un israelí. “A lo mejor nos parecemos en algo”, suspiró con una voz llena de inocencia y de sabiduría ancestral. Quizá en esto último se parece a los judíos: en lo ancestral. Los israelíes son más claros y tienen la nariz más grande y muchos etcéteras, entre los cuales uno importante es el poder económico. Sin saberlo, Lucero viajó catorce horas con la ilusión de encontrarse a uno.

Salió el sábado, a las cuatro de la mañana, de su terruño, San Miguel Huaixtita, municipio de Mezquitic: una comunidad wixárika (huichola) en el territorio más pobre de Jalisco y uno de los más jodidos de México.

Allá la pobreza es sólo económica, según Ismael Martínez, el profesor de español e inglés de Lucero y de otros 23 compañeros suyos de escuela. La mayoría no ha cumplido los 18 y muchos de ellos ya tienen un hijo.

A las chicas que no están comprometidas, el maestro les advirtió muchas veces que tuvieran mucho cuidado. Son jóvenes y bellísimas y en la FIL abundan los lobos, incluso más que en el zoológico.

El motor que movió el viaje de los wixaritari (huicholes) fue justo el zoológico y los lobos.

En un trabajo final, una de las estudiantes, Violeta Muñoz, escribió que su deseo más grande es conocer los animales en un zoológico, pero era probable que eso jamás ocurriera.

Ismael comenzó a mover el cielo y la tierra y consiguió que la Universidad de Guadalajara costeara el viaje, con el pretexto de la FIL.

Lo logró. Violeta Muñoz visitará el zoológico, el Museo Interactivo Trompo Mágico, ¡una biblioteca! uno de los sitios donde se creó la tierra, le han contado sus abuelos: a la Isla de los Alacranes, en el lago de Chapala.

Ayer le tocó la FIL. “Nos fascina leer y conocer contextos distintos a los de nuestro rancho”, exclamó Lucero Salvador, así, con esas palabras de intelectual y con un traje de manta blanca bordado con punto de cruz y un morral de colores que sólo son posibles durante una alucinación. Como ella todos sus compañeros. De una belleza irresistible para una docena de fotógrafos extranjeros.

Ni Vargas Llosa ni David Grossman ni Yves Bonnefoy. Las cámaras a las cinco de la tarde fueron para 24 estudiantes wixaritari de bachillerato, que ocuparon la explanada de la Expo Guadalajara y más tarde se reunieron con el poeta francés, cuyo nombre pronunciaron como si fueran parisinos.

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