Un retrato de la familia literaria chilena

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2012).- Después de la transición chilena, en los últimos meses de la presidencia de Michelle Bachelet, el escritor Roberto Shapiro vuelve a su patria donde se encuentra con los fantasmas de su pasado. Y ahí, entre lo biográfico y lo ficticio, es donde se desarrolla la obra ''Veneno'', que fue presentada por su autor, Roberto Brodsky.

Acompañado de Julian Herbert, el autor señaló que esta obra tiene que ver con la invención de un lenguaje para contar una historia, y no la historia en sí misma. Herbert le arrebató la palabra para señalar que estaba asombrado de que el libro fuera escrito bajo un reto literario en el lenguaje.

"Me sorprendió la prosa, que haya elegido la tercera persona para narrar el libro, encarnada en el personaje de Frank, que le permite desenvolverse con mucho mayor inquietud para el lector".

Veneno (Random House Mondadori) es pues un texto que se escribe para quienes entienden el poder de la palabra escrita, "es un libro sumamente posmoderno en su conocimiento, está emparentado de la prosa europea, que es la recuperación del mundo intelectual desde el deterioro y desde el chisme, desde la autodestrucción".

Veneno porque daña, veneno porque asfixia. La novela de Brodsky aborda el retrato hablado de la familia literaria chilena "nos resulta un poco molesto el proceso de las relaciones sociales, con los otros como con la realidad. Eso me llama a generar una literatura, porque eso me lleva a hacerme varias preguntas que no siempre adquieren una respuesta" dijo el autor.

Autodestruirse como principio
En el libro El Miedo a los Animales, el escritor mexicano Enrique Serna cuenta una historia policiaca donde los protagonistas son los principales escritores de México en la mitad del siglo XX. Ahora es inevitable no traerla a la mente en la presentación de Veneno.

Brodsky ha dicho que eso pasa entre los escritores "esa amistad que se vuelve un poco de veneno" Y recordó al poeta López Velarde con un verbo, "no nos une el amor sino el espanto".

Esa relación destructiva que habita en el ser humano no es ajena de los creadores de historias.  "La relación destructiva que habita en nosotros, de resentimientos

EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA