Un oasis de poesía

GUADALAJARA , JALISCO (08/SEP/2012).- La invitación a tomar el micrófono y compartir poemas de autoría propia o ajena estuvo abierta a todo público durante este Maratón de Poesía, la última de las actividades del ciclo Verano de Poesía a cargo de Cultura UDG.

Como un oasis en medio de Paseo Chapultepec --donde, como todos los sábados, estaban ocurriendo actividades diversas-- se instaló una carpa color blanco y en ella, un pequeño estrado y un puñado de sillas.

La primera en pasar a leer fue la poeta jalisciense Carmen Villoro. Lo hizo a partir de su libro "Espiga antes del viento", una edición de la Secretaría de Cultura del Estado. El público disfrutó con sus poemas cortos surgidos a raíz de objetos o situaciones cotidianas, tales como los paraguas --los cuales "fueron hechos para ser olvidados"--, los clips --"unos objetos igual de simpáticos que su nombre"-- o los bosques mágicos en los que se convierten las ensaladas gracias a la presencia del brócoli. Habló también del arte de hacer "piojito", del lapiz labial, de los cerillos y de la bicicleta.

El espacio quedó abierto cuando Villoro terminó su aplaudida participación. Le siguió Carlos Vicente Castro, quien dedicó la lectura de un fragmento, al también poeta Guillermo Fernández, recientemente asesinado en el Estado de México. Lo que Castro leyó fue, como varias participaciones más de la noche, un texto alusivo a la terrible situación de violencia que atraviesa Mexico.

Los dos poetas jóvenes que le siguieron recordaron de igual forma a Fernández: Alvaro Luquín y Daniel Bencomo, quien le metió ritmo y movimiento de manos a la lectura de sus creaciones poéticas, entre las que sobresalió una especie de lista, interminable e irónica, sobre distintos tipos de cadáveres.

Recitaron de memoria la señora Angelita Hernández --un poema sobre la patria mexicana, de la autoría de Ricardo López Mendez-- y Cristina del Toro, sobre la amistad entre humanos y animales. Participaron también Marta Corona, Ricardo Sotelo, José Medina, entre otros.

La noche cerró con la poesía del jalisciense Ricardo Yáñez en la voz de Yahir Durán, quien recientemente la musicalizó y convirtió en el álbum discográfico "Hay un hombre que camina".