Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Cultura | En 'Yaquis' Taibo II aborda una de las más extensas luchas armada registradas en México

Un libro contra la desmemoria

En 'Yaquis' Taibo II aborda una de las más extensas luchas armada registradas en México

Por: EL INFORMADOR

El escritor comenta que escribió el libro en contra de toda desmemoria. ARCHIVO /

El escritor comenta que escribió el libro en contra de toda desmemoria. ARCHIVO /

GUADALAJARA, JALISCO (15/OCT/2013).- Para urdir "Yaquis. Historia de una guerra popular y de un genocidio en México" (Planeta, 2013), Paco Ignacio Taibo II investigó y narró. Hizo un libro accesible para cualquier lector, que aborda la más extensa lucha armada que se ha llevado a cabo en México, y que tuvo lugar en el río Yaqui, en Sonora. Duró casi 42 años. Durante ese periodo hubo deportaciones, fusilamientos, represiones, epidemias y un cúmulo de asesinatos que provocó que la población yaqui, que nunca pasó de 30 mil, se redujera a siete mil.

"Cuando empecé este libro hace muchos años fui sorprendido por lo que estaba encontrando. Es la historia de una guerra popular, probablemente la más larga que se haya producido en México, que duró cuarenta años, y de un genocidio terrible que destruye a la población yaqui en una combinación entre Porfirio Díaz en el gobierno; los gobernadores de Oaxaca y Yucatán; los barones, gobernadores y militares de Sonora, y el ejército federal".

El historiador destacó que de 1900 a 1909, los yaquis fueron masacrados. Fueron víctimas de matanzas y persecuciones. Además, los victimarios secuestraron a niños que después entregaron como sirvientes en haciendas. Había trenes de la muerte que transportaban a una ingente cantidad de yaquis por el país sin recibir alimento. Durante la presidencia de Porfirio Díaz también se restableció la esclavitud, aunque ésta había sido abolida por Miguel Hidalgo 100 años antes.

Explicó que los responsables de la matanza estaban interesados en el río Yaqui, ya que representaba un gran negocio. Para poder atacar a los yaquis inventaron que eran indios salvajes, incivilizados. Sin embargo, los yaquis eran pacíficos, nunca combatieron lejos de su territorio. La guerra fue impresionante; los alzamientos se produjeron en una zona en la que no existían las armas de fuego ni las balas.

Agregó que, aunque a lo largo de la Historia siempre hubo agresiones contra los yaquis, la parte álgida del conflicto se produjo luego de una detención en masa y una matanza en una iglesia. A partir de este hecho, Taibo II aseguró que la tensión creció. Los yaquis nombraron a un soldado republicano -que había combatido contra el imperio de Maximiliano-, Cajeme, como administrador de la zona. Y Cajeme, en lugar de estar al servicio de los barones de Sonora, se une a las comunidades yaquis y organiza la guerra defensiva.

"La historia oficial en este país le tenía mucho miedo a hablar de las rebeliones indígenas. Era un tema que mejor no tocarlo. Y el Porfirismo, por otro lado, tiende una cortina de humo para ocultar el genocidio".

El autor criticó la forma blandengue que se utilizado para estudiar la Historia del país en los últimos años. Puso de relieve el surgimiento de un montón de historiadores "neoporfirianos" que buscan "polvear" la imagen de Porfirio Díaz al destacar, por ejemplo, sus logros económicos.

Taibo II comenzó el libro hace unos siete años, mientras trabajaba sobre la campaña de Sonora de Pancho Villa. Entre las historias que recopiló sobre los yaquis hubo una que le dio "una patada en el corazón". Se trataba de un yaqui que fue detenido y torturado por el ejército. Fue trasladado a una haciendo, en donde trabajó dos meses. Recibió la mitad del salario que recibía cualquier peón que no era yaqui. El yaqui cruzó el desierto de Sonora hasta Arizona. Con el dinero que le pagaron compró 10 balas y las entregó a la guerrilla.

El escritor comentó que escribió el libro en contra de toda desmemoria. Resaltó que habría que recordarles a los jaliscienses que la ruta de la muerte de los yaquis pasaba por Jalisco.

"Llegaban caminando desde Sinaloa. Había un paradero de trenes en las cercanías de Guadalajara donde recogían a los yaquis, y en ese paradero, a unos cuantos metros, había un cementerio clandestino de yaquis".

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