Un inédito de Antonio Cisneros

GUADALAJARA, JALISCO (22/OCT/2011).- Su vestido bicolor –rosa y azul marino– es hermoso. Kristen también lleva un moño que sujeta su cabello rizado. Ella actúa como una joven de 20 años, pero tiene cuatro, ríe con los poemas de los invitados al encuentro de escritores de Letras Panamericanas y graba con un celular la mesa de los poetas.

Kristen está en primera fila acompañada por la directora de la Cátedra Julio Cortázar, Dulce María Zúñiga. La niña ríe con los versos del poeta peruano Antonio Cisneros: “Tu cabeza mamá, de robusto carnero trasquilado, tu cabeza hundiéndose en mi cuna, haciéndome caricias, babeándome…”.

“Cincuenta años sin haber escrito nunca nada sobre mi mamá, y de viejo se me ocurre esto, es una cosa terrible creo yo”, dijo Cisneros la noche del jueves, durante el encuentro de escritores que tuvo lugar en el Patio del Museo del Palacio de Gobierno, respecto al poema inédito dedicado a la madre y que se atrevió a compartir.

“Es un poema casi prenatal o sea que es la memoria afectiva de cuando estaba en mi cuna y no sabía caminar ni pararme, y del terror que probablemente los niños que tengan memoria tan antigua como la mía, recordarán de la cara de la mamá encima de uno”.

El poeta, que encabezó la delegación de escritores de Perú en la Feria Internacional del Libro (FIL) 2005, advirtió que no es relevante que un autor lea una obra nueva, pero en su caso sí lo es, porque desde hace tres años no escribía.

En su intervención, el peruano leyó dos poemas, el dedicado a su madre, aún viva, y otro para explicar cómo debe hacer el amor.

Luego siguió el mexicano Hugo Gutiérrez Vega, quien presentó unos textos dedicados a su abuela y a su hija Mónica, fallecida hace dos años.

En la lectura participaron también los poetas: Piedad Bonnett y Juan Manuel Roca, de Colombia; Lila Calderón, de Chile; Iván Oñate, de Ecuador; Raúl Bañuelos, Patricia Medina, Ricardo Castillo y Luis Fernando Ortega, de Guadalajara.

Aproximadamente 100 personas escucharon los textos, mientras los ritmos de la banda Reciclation, integrada por niños que tocan instrumentos de material reciclado, y las campanas de la Catedral de Guadalajara se colaban hasta el patio del recinto.

Pero ese ruido parecía no importarle a Kristen, quien seguía riendo (ahora) con las frases de Ricardo Castillo, como si fuera la única que entendía la sonoridad poética del tapatío.