Torerías

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAY/2010).-No sólo los toreros tienen sueños. Los que estamos más allá de la barrera también los tenemos en nuestro ámbito taurino.

Habré de recriminarle a Tadeo Alcina que no me comunicara de propia voz que su sueño se cumplió. Pero también me dio una inmensa alegría saber que ese sueño que todos los que disparamos una cámara taurina deseamos hacer, él ya lo realizó. Cuando llegue su hora, morirá en paz por esa parte. Lo demás, de él depende.

Tadeo es, como muchos de nosotros, un personaje oculto y necesario, que no indispensable como persona, en el ámbito taurino. Y como se dice en estos tiempos bicentenarios, “le hizo justicia la Revolución”.

Él fue el único fotógrafo que estuvo atento a la salida de “Pajarito” en aquella célebre tarde del 29 de enero de 2006. Fue el único que captó el momento justo y preciso en que ese toro de Cuatro Caminos se convirtió en historia.

Quizá no tiene el ojo berumiano de la fotografía; quizá no es el más ortodoxo o heterodoxo, podrá o no gustar, pero sólo él tuvo el conocimiento del comportamiento del toro bravo para seguirle. Ése es mérito, es conocimiento de su oficio; nadie lo tuvo.

El libro Pajarito, el vuelo histórico fue presentado en Madrid por Sergio Hernández, criador del legendario animal. Por circunstancias que no vienen al caso mencionar, Tadeo estuvo no sólo en la presentación de dicha publicación, sino en el mismo callejón de  Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid. Pocos pueden decirlo.

Estar en ese callejón significa un premio a la constancia, un reconocimiento personal, íntimo, propio, a tantos y tantos años de estar en su brega. Cuando le conocí, recuerdo que le dije que quería ser de grande como él, pues veía de pequeño sus fotos en la ya desaparecida revista Matador.

Tadeo y yo, perdón que esta vez hable a título personal, compartimos, además del nombre (pues también me llamo Tadeo), una hermandad, una relación filial que no fue por sangre, sino por convicción.

Por eso, comparto y vivo la inmensa alegría de concretar un anhelo que en nuestro nivel, significa, justamente como si se tratase de un torero, presentarse en el coso más importante del orbe taurino.

Por eso, porque se pueden cumplir sueños ya vestido de luces, ya oprimiendo un disparador, es que la tauromaquia es un mundo fantástico que sólo los que tienen la sensibilidad para entenderlo, lo pueden comprender.

Algún día, mi hermano, algún día podrás compartir el mismo júbilo que hoy siento por ti.

fotografiataurina@yahoo.es