Cultura | Por: Fernando Barrera Torerías Ahora entiendo a los toreros Por: EL INFORMADOR 9 de enero de 2010 - 01:40 hs Es sabido que muchos, muchos toreros son aficionados a una vida licenciosa, sobre todo después de habérsela jugado en una plaza de toros. No es pecado, es necesidad. Es incomprensible que la descarga de adrenalina que se genera cada vez que se visten de luces no busque un desfogue. Hay quienes lo encuentran en juergas interminables, en sanas convivencias con su familia, entrenando después de quitarse el terno o hasta manejando. Pero también es sabido que la preparación física, anímica y espiritual la buscan constantemente en la soledad del campo, donde pasan jornadas enteras, solos, con ellos mismos, alejados de cualquier debilidad mundana, concentrándose en torear y asimilar lo que en cada tarde de jugarse la vida aprenden. Es una incongruencia que no todos somos capaces de entender, mucho menos de realizar, pues por un lado viven la vida al límite, mientras que por otro buscan afanosamente preservarla, tan sólo para seguir apostándola a todo o nada. Y pienso. ¿Cómo son capaces de levantarse de cornadones, sin tener, aparentemente, una repercusión psicológica? Ese absurdo cotidiano en el que viven me lleva a pensar, en estos momentos en los que atravieso por una situación complicada, que en verdad hay quienes no pueden estar sin arriesgarla, pues no entenderían la razón de vivir. Quizá a una escala menor, mucho menor en comparación con los toreros, puedo también ser así. El médico me recomendó una vida sana, alejada de las presiones, sin excesos, que deje de fumar, evite emociones fuertes, de ser posible que duerma más de ocho horas, vamos, que evite cualquier cosa que me una a la vida bohemia y arrebatada del mundillo taurino. Como le dije: “Quiero vivir, no durar”. No caigo en el catastrofismo, ni me encuentro tirado en la calle Melancolía, aunque es evidente que piense de todo. Al contrario, estoy más motivado que antes para seguir “taurineando”. A todos los que me conocen y han estado al pendiente de mi salud, les agradezco, con este corazón descompuesto que me cargo, que “nada, a echar pa´lante”. Pero sí, ahora entiendo que los toreros día a día viven más intensamente la vida, porque tarde a tarde viven más intensamente la muerte. Fotografiataurina@yahoo.es Temas Torerías Lee También Faena de Sebastián Castella, vibrante y con torería Los Forcados de Mazatlán, en grande Momento de resurgir Gerardo Rivera busca obtener su recompensa Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones