Torerías

Guadalajara está en las postrimerías de su temporada: faltan dos corridas para este 2009 y un par más para febrero. Mientras tanto, en México, apenas inicia este domingo la temporada grande (habrá que ver si no sólo es en el nombre).

Y mientras acá habrá un cartel de toreros de garra, incluso y sin dolo modesto, con El Conde, Antonio Barrera y Guillermo Martínez, ante una cuajada y factible corrida cinqueña, en México reaparece Manolo Arruza, Enrique Ponce y Fermín Spínola, con astados de San José.

Sin demeritar lo de México, saldrá una corrida “agradable”, a sabiendas que por las dos cabezas de cartel no se asomará un toro con el trapío de lo que en estos lares se correrá. Mientras aquí sólo uno está 10 kilos por debajo de la media tonelada, allá únicamente dos la rebasan por poquito.

Los comentarios sobre el toro de Guadalajara han sido de respeto e incluso algunos críticos lo han reconocido, aunque sigue habiendo un ácido grupillo que insiste en que si no es visto con agrado por ellos, nada sirve, nada vale.

También esta “virtual confrontación” entre dos plazas, seis toreros y 12 toros podrá marcar un fiel en la balaza, al saber que mientras allá irán dos figuras con la papeleta casi resuelta y un joven, Spínola, con la necesidad de triunfar, acá la terna, además de salir a por todas para justificar una comparecencia, sabe bien que lo que se le haga a los toros de Real de Saltillo tendrá mérito como el que más.

Quizá el cartel de Guadalajara no tenga el tirón de taquilla que supone la presencia de Ponce en México, pero factiblemente tendrá mayor trascendencia entre los taurinos lo que acá ocurra, pues por los beligerantes antecedentes de El Conde y Barrera en plazas del interior de Jalisco, aunado a la responsabilidad de Martínez por estar bien en su tierra, le ponen un toque de morbo, que repercute en mayor expectación.

Así que no queda opción más que ir al coso tapatío a dejar que fluyan las cosas y por la noche revisar el resultado de Ciudad de México para inclinar la balanza por la plaza de mayor importancia y seriedad.

Por eso, este domingo habrá que estar con “un ojo al gato y otro al garabato”, para poder sopesar lo que realmente se tiene en el Nuevo Progreso, más allá de amiguismos o enemistades.

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