Cultura | Fernando Barrera Torerías La catedral del toro Por: EL INFORMADOR 15 de agosto de 2009 - 01:19 hs No es casualidad que los burladeros de la Plaza de Toros Nuevo Progreso tengan como imagen la Catedral. Y no es solo porque ese edificio monumental sea el símbolo de la Perla Tapatía, no; es porque además, aquí en Guadalajara, los toros salen como catedrales muchas tardes. En épocas pasadas, los revisteros taurinos, cuando saltaba al ruedo un imponente toro, solían decir: "¡Vaya catedral que ha salido!". Incluso, si se quiere seguir con las analogías entre los toros y Guadalajara, también podría citarse aquella otra expresión de "el toro trae un sombrero de charro", imagen también asociada a la ciudad y al Estado. Guadalajara, le pese a quien le pese y más aún a los ácidos críticos, es la plaza de México donde sale el toro con mejor presencia y donde es severamente vigilada la integridad de sus astas. Cierto es que a veces también hay los prietitos en el arroz y sería malsano hacer como si eso no pasara en Guadalajara, pero dista mucho de lo que los pregoneros de la deshonra hablan a tontas y locas. Los toreros saben bien que partir plaza en el Nuevo Progreso es sinónimo de pasarla mal, muy mal, en el patio de cuadrillas, porque en el ruedo verán al toro de verdad. Si no fuera así, vendrían todos los toreros habidos y por haber, además que no pedirían las cuantiosas sumas de dinero para ponerse delante del toro que se lidia en el Nuevo Progreso. También dicen los entendidos que el toro tiene tres vistas, aunque podrían agregarse otras dos. Se asegura que el mismo toro tiene una perspectiva en el campo, otra en las corraletas y una más en el ruedo, refiriéndose a lo que ven los espectadores desde la comodidad y seguridad del tendido. Solo que a veces se olvida que el tendido hay distintas proporciones y distancias, por lo que es lógico que si se sientan en los últimos palcos o los tendidos generales, cualquier toro o novillo se verá de un menor tamaño. Y esas dos vistas que a muchos se les olvidan son el callejón, donde se puede apreciar a escasos metros las cualidades morfológicas, sentir la fuerza u observar los penetrantes ojos de los astados. La otra vista, que solo pocos logran tener, es en el mismo ruedo a la altura de los pitones. Ahí ningún toro es pequeño. Comienzan a sentirse los aires taurinos en la primera plaza de importancia en el país. El 6 de septiembre iniciarán las novilladas, que también se echan con presencia más que decorosa. Si no me cree, haga caso omiso de todas las versiones encontradas y usted mismo, amable lector, acuda a los festejos del Nuevo Progreso para comprobar que el toro y la Catedral tienen semejanzas. fotografiataurina@yahoo.es Temas Torerías Lee También Faena de Sebastián Castella, vibrante y con torería Los Forcados de Mazatlán, en grande Momento de resurgir Gerardo Rivera busca obtener su recompensa Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones