Teatro para ''todo público'', clave en la dramaturgia

GUADALAJARA, JALISCO (15/JUN/2012).- "El teatro es un asunto político", afirmó el actor y director Boris Schoemann al término de la conferencia "La dramaturgia y adolescentes", en la que participaron destacados creadores de texto y dirección teatral como Mario Cantú, Jasmine Dubé, Francoise Thyrion y Luc Tartar, durante la ronda final de las actividades de la décima Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, que hoy concluyen en el Laboratorio de Arte Variedades (Larva).

Las vertientes de discusión radicaron en la necesidad de orientar y aterrizar atinadamente las temáticas teatrales, los foros de presentación, el profesionalismo del dramaturgo y la dirección de los actores ejecutantes, y sobre todo, como el sistema de educación influye para la creación y acercamiento de públicos más jóvenes a las expresiones escénicas.

Schoemann inició -lo que pasó de una charla a un debate- directo y sin prejuicios para detallar las bondades y el crecimiento profesional que el teatro, enfocado a niños y adolescentes, tiene en México desde al menos una década; así como los puntos débiles que desequilibran el éxito, mantenimiento y difusión de determinada producción.

Luc Tartar, experimentado dramaturgo francés -autor de Abrasados (sic)- refirió la importancia de conocer cada perspectiva que un adolescente presenta ante su realidad y entorno social; acción esencial para crear un vínculo personal y directo con el niño o joven a exponer la obra: "Es fundamental (hacer teatro para adolescentes) en tiempos de crisis".

"Creo que los mejores exponentes del teatro para niños y adolescentes en México, a mi gusto, son Maribel Carrasco y Javier Malpica; según yo no tienen hijos y eso no impide en nada el dirigir una obra para ellos (...) es profesionalismo, si te vas a dirigir a un público tienes que conocerlo aunque no hayas creado hijos", apuntó Schoemann ante el comentario del actor y director regiomontano Mario Cantú, tras expresar que algunos dramaturgos olvidan el sentido y la lógica infantil necesaria para desarrollar una obra entendible para estos públicos específicos.

Sin peyorativos
El director francés y artífice de la Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, Boris Schoemann, sentenció el mal uso del término de "teatro para niños y/o adolescentes"; describió que el sistema -aunque es nuevo en México- que determina qué edades son aptas para ciertas obras, puede malinterpretarse al discriminar el raciocinio y capacidad de comprensión de los infantes y jóvenes.

"Consideramos fundamental la escritura específica hacia adolescentes. Yo valoraba mucho el que pudiera sentir que entendía lo mismo al ser yo adolescente y estar mezclado con un público de adultos. El entendimiento de los niños sobre una metáfora teatral es mucho mayor a la de sus papás y maestros, porque a veces los adultos tenemos engrudo en la cabeza. Los infantes aun tienen cierta virginidad y poder de imaginación", explicó Schoemann.

En este sentido, Tartar agregó que los conceptos de las obras no deben cerrarse a un público único (dependiendo de la temática), sino: "Buscar hacer un teatro para todo público. Juntar a los públicos, y que el teatro para adolescentes sea visto por adultos (...) escribir para niños, adolescentes o adultos no cambia la voz o lengua del autor".

Otro punto a discutir en el foro -al que acudieron actores y directores artísticos como Sofia Olmos (Un tutú muy apretado)- fue sobre el origen de asistencia por parte del público juvenil: ¿por iniciativa propia o por obligación escolar o familiar?, preguntó Schoemann.

Los especialistas coincidieron en que ya existe un interés personal por parte del aforo adolescente, sin embargo, hace falta una mayor transmisión cultural por parte de las instituciones e instancias gubernamentales en la difusión de eventos, así como una mayor apertura por parte de los directores y actores.

"Al hacer teatro profesional queremos los grandes escenarios, las críticas de los mejores críticos, actores y escenógrafos profesionales, y hay una tendencia a trabajar sólo hacia el gremio profesional, esto no ocurre en Francia o en Canadá. Cuando te quedas entre profesionales empieza un como divorcio entre tu profesionalismo y la sociedad".

EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ