Viernes, 29 de Noviembre 2024
Cultura | Por Vanesa Robles

Somos libidinosos

'Nos gusta que haya FIL y que en la FIL haya un stand de cerveza y que en el stand haya no una, sino dos edecanes de anuncio'

Por: EL INFORMADOR

En las dunas. Los lectores descansan en el pabellón israelí.  /

En las dunas. Los lectores descansan en el pabellón israelí. /

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2013).- Somos lectores y somos libidinosos. Y qué. Por eso nos gusta que haya FIL y que en la FIL haya un stand de cerveza y que en el stand haya no una, sino dos edecanes de anuncio.

Somos lectores y somos libidinosos. A lo mejor ni tan borrachos, pero nos encanta que el stand de la cerveza esté a diez metros de la entrada, derecho, derecho: ahí están las muchachas. Coral y Fabiana, dicen ellas que les pusieron en la pila bautismal. Sus nombres también nos vuelven locos.

Somos amantes de la lógica. Y Coral y Fabiana son bellas. Y se visten de negro, entonces son más interesantes. Y usan unos larguísimos tacones atigrados, entonces son sexis. Y ya fijándose bien sus nalgas son muy redondas, entonces sentimos rico.

Somos lectores. A veces, incluso, lectores discretos: si vinimos acompañados de la novia le decimos que nos dijeron que dicen que por este pasillo hay unos libros muy buenos. Si pasamos por aquí con nuestra hija púber le pedimos que, justo frente a Coral y Fabiana, nos lea las primeras líneas de El cristal con que se mira, que acabamos de comprarle. Ahora, si el que nos acompañó es nuestro hijo adolescente no nos hacen falta pretextos. Al hijo adolescente se le enseña a comportarse como hombre.

Somos lectores —somos escáner— de los cuerpos de las edecanes de la cerveza. Si nacimos tímidos podemos escanearlas a tres metros de distancia. Si estamos casados, podemos pasar más cerca, diciéndole a la esposa: “¡Un pajarito! ¡Un pajarito! ¡Allá!” y escanear en centésimas de segundo. Si somos sociables ya la hicimos; podemos pegarnos a las chicas y pedirle a nuestro amigo, también cincuentón, que nos tome una fotografía con nuestro teléfono celular. (¿Dónde esconderemos esa foto cuando lleguemos a la casa?). La muchachas van a acceder, porque ese es su trabajo, van a poner una sonrisa de cera y nos van a odiar, pero no nos va a importar porque vamos a soñar que nos amaron esta tarde.

Somos intelectuales. Después de haber pasado cerca de las chicas, rosado sus caderas y puesto ojos de borrego las vamos a comparar con Remedios la bella, la de Cien años de soledad. Que se agarren: les vamos a salar el destino con nuestras palabras de eruditos: “Tan mamacitas que van a ser infelices”.

Somos lectores, somos libidinosos, somos calientes. Intelecto no mata hormona y también por eso estamos en la FIL.

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