Sábado, 30 de Noviembre 2024
Cultura | Se trata de una comunidad en Verzcruz, que produce la semilla de forma artesanal

San Bartolo preserva la tradición de sembrar café

Se trata de una comunidad en Verzcruz, que produce la semilla de forma artesanal

Por: NTX

La producción de café genera empleos para los habitantes que no pueden salir de la comunidad. AP / ARCHIVO

La producción de café genera empleos para los habitantes que no pueden salir de la comunidad. AP / ARCHIVO

CÓRDOBA, VERACRUZ (15/FEB/2016).- Preservar la tradición de la siembra es la característica principal en San Bartolo, pequeña comunidad rural ubicada en Córdoba, Veracruz, que produce café orgánico mediante su cultivo, tueste y molienda artesanal.
 
Son 44 las comunidades cafetaleras en Córdoba. San Bartolo es una de las más pequeñas, apenas con 75 habitantes entre mujeres, hombres, niños y niñas que a diario suben a la sierra para sembrar las nuevas semillas en 40 hectáreas, vigilar la cosecha o recolectar los granos.
 
Se encuentra a 25 minutos del centro de Córdoba. A mil 300 metros sobre el nivel del mar y en medio de la vegetación. Ahí, algunos de los integrantes de las 22 familias, todas de apellido Guzmán, aguardan la llegada del próximo autobús que cada fin de semana les trae a nuevos turistas como parte de la ruta "Sierra del café", que promueve Turitour.
 
Con quesadillas de frijol que ellos mismos cultivan y salsa que elaboran con diversos chiles de la zona, los reciben para compartirles su tradición de 300 años dedicados a la labor de caficultores.
 
En el patio donde asolean los granos para eliminar toda su humedad, se encuentra sentada doña Ninfa de 82 años. Es madre de 14 hijos, abuela de 47, bisabuela de 18 y tatarabuela de dos niños. Ella es la que comanda el barco, dice la comunidad.
 
"Llegué aquí cuando tenía 16 años. Para entonces, ya era huérfana, me criaron mis padrinos de bautizo y así, chamaca, me iba a chapear a la sierra, con mis hijos colgando a los lados y dándoles chichi. Subí y bajé muchas veces al día para ayudarle a mi marido", contó en entrevista.
 
A su edad, presume de ensartar el hilo a una aguja y sin necesidad de usar anteojos. Todas las mañanas toma su café con mucha azúcar y si es temporada de limón agrio, se bebe una jarra por la tarde.
 
"Me siento muy sana gracias a la vida que me da el campo. Me gusta tejer y coser. Si por mí fuera, seguiría subiendo a la sierra, pero mis hijos ya no me dejan brincar", comentó doña Ninfa, quien pese a los 4 grados de temperatura que impera en la región, asegura, "el frío me hace los mandados, me tomo mi café y ya estoy".
 
Su hija Juana Guzmán Campos, es una de las encargadas de esta microempresa familiar y a la llegada de los turistas les muestra cada uno de los procesos artesanales que utilizan.
 
Uno de ellos es el mortero de hace 70 años. Las mujeres son las únicas que lo utilizan debido a la sutileza de su fuerza para retirar la cáscara del grano.
 
Los hombres no lo hacen porque su ímpetu puede ser superior y de un sólo golpe podrían romper una gran producción.
 
Al lado se encuentra la despulpadora que también contribuye a la elaboración de productos como café, galletas, toritos, licores, salsas, lunetas, bombones, digestivos de frutas de la región, jabones y artesanías como collares, pulseras y aretes bajo la marca San Bartolo que existe desde 1986.
 
"Todo lo que aquí hacemos es orgánico. Significa que está libre de químicos, pesticidas y conservadores. Nuestro café es de absoluta calidad, sin alteraciones de otras semillas como los que en ocasiones llegan a venderles en la carretera", asegura Juana.
 
Las galletas que elaboran tienen un tiempo de vida de tres meses en anaquel. Si le agregan conservadores durarían dos años, "pero no se trata de eso porque, de alguna manera, afecta a la salud", opina.
 
La cosecha de café ocurre entre los meses de noviembre y marzo. El año pasado les fue mal, hubo pocos granos o cerezas debido a la plaga de roya que afectó a gran parte de los cultivos y estropeó por completo la producción.
 
Los caficultores se vieron obligados a desechar las plantas dañadas y sembrar nuevas a la espera de que en tres años cada una les genere un mínimo de 10 kilos de café por temporada.
 
"Ahorita casi no hay café y no sabemos cuántas toneladas vayamos a obtener esta vez, quizá un 30 por ciento de lo que antes generábamos. Esta situación sí nos tiene preocupados, pero ya nos está apoyando el municipio de Córdoba para salir adelante".
 
El ayuntamiento les proporcionó semillas para la siembra y plantas tipo Costa Rica que son inmunes a la roya. Al mismo tiempo, continúan dándole difusión a sus productos que también comercializan en Manos Cordobesas, que está a un costado de los portales de Córdoba.
 
La comunidad de San Bartolo que también cultiva maíz, plátano y frijol para su consumo, genera su propio empleo, pues a decir de Juana, no es rentable trasladarse a diario para trabajar en la ciudad.
 
"Los camiones son caros, los sueldos muy bajos y la jornada laboral hasta de 12 horas, por eso es que nosotros preferimos echarle ganas aquí para generar más cosecha y no tener que irnos afuera y dejar a nuestros hijos y nietos solos hasta la hora que lleguemos de trabajar en una fábrica.
 
"Todas las mujeres que habitamos aquí somos amas de casa y a nuestros hijos los involucramos en esto para que cuando sean grandes sepan de qué manera se puede vivir y no esperen a que alguien les enseñe a trabajar", concluyó Juana.

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