Rolando Villazón comparte conocimiento y experiencia

CIUDAD DE MÉXICO (13/JUN/2010).-  Con gran dulzura y delicadeza extraordinaria, el tenor mexicano Rolando Villazón impartió hoy aquí una clase magistral a los seis semifinalistas del programa de concurso 'Opera prima, las voces del Bicentenario', en la Escuela Nacional de Música en el Centro Nacional de las Artes ( Cenart).  

Entrevistado al término de su actuación, la cual se transmitirá el  20 de junio por el Canal 22, celebró esta iniciativa que tiene como propósito promover a los jóvenes cantantes de ópera del país, difundir el género y formar nuevos públicos.  

Reconocido como uno de los principales tenores líricos de la actualidad, Villazón dejó abierta la posibilidad de participar en la reapertura del Palacio de Bellas en noviembre próximo.  

 La visita del llamado sucesor del tenor español Plácido Domingo y quien en tuvo un reposo intermitente entre 2007 y 2008, y casi permanente durante 2009, por complicaciones en sus cuerdas vocales, servirá además para ofrecer un par de presentaciones en los escenarios mexicanos tras cinco años de ausencia.  

Y es que el próximo el 17 de junio cantará en el Auditorio Nacional de esta ciudad, el día 3 en el Auditorio Telmex en Zapopan, Jalisco, y en el 26 Forum Mundo Imperial, en Acapulco, Guerrero.  

El artista, quien ha sido aclamado por sus exitosas presentaciones en teatros de tremendo prestigio mundial, incluyendo el Metropolitan Opera, Royal Opera House Covent Garden, entre otros, se dijo maravillado con la calidad, el nivel y progreso de los jóvenes cantantes mexicanos.  

Durante la clase, Villazón compartió sus experiencias de 11 años de trayectoria artística y dio un par de consejos a Alan Pingarrón Reynoso, Linda Gutierre Ramírez; Leticia Vargas Seib, Patricia Santos González, Angel Ruz Gómez y Dolores Menéndez Calzada, jóvenes a los que elogió y escuchó con atención.  

Acompañados al piano por Eva Rodríguez, cada uno cantó diversas arias de ópera de compositores de la talla de Giuseppe Verdi, Georges Bizet, Giacomo Puccini, Gioachino Rossini y Claude Debussy, principalmente.  

De buen humor y en ocasiones bromeando con sus 'colegas', Villazón los ‘pulió’, al realizarles ejercicios de respiración, tesitura, agilidad, potencia y timbre, entre otros aspectos.  

Les dijo que en la ópera no se trata de sorprender sino de que cada quien haga su propio personaje, pues en la medida en que esto se lleve acabo, 'estaremos sirviendo verdaderamente al compositor y a la obra que es lo que tenemos que hacer'.  

'Cuando vas a ver ópera el título es enorme, y luego viene el título del compositor y después unos pequeños que son los cantantes de ópera.  

'Entonces hay que saber que estamos sirviendo a algo muy grande, a una obra artística extraordinaria y en ese sentido hay que dejar el nombre de quien sea, salir al escenario, volverse el personaje, trabajar en equipo y meterse en la historia', consideró.  

Y es que para Villazón, en la ópera no hay medallas de oro, sino que es arte y te puede gustar o no.  

'Es el artista el que tiene que encontrar su camino y todo lo que esté buscando para salir y contar una historia, ser feliz y servir a la música.  

'Compararse con los demás no sirve en la ópera, ésto no es un torneo, no es un mundial, es un trabajo en equipo, artístico y en gustos se rompen géneros', expresó.  

Asimismo, les recomendó que cuando salgan al escenario se liberen de los nervios, que se arriesguen y que si se equivocan o están mal, corrijan. 'Hay que liberar al artista', insistió.  

También expresó que la música no es aquella que entra por los odios, sino por el pecho. 'La maravilla de la ópera es que las emociones estén presentes en ella', sostuvo.  

Nacido en esta ciudad, en 1972, Villazón ha ganado a lo largo de su carrera importantes premios, entre ellos, el reconocimiento Les Victoires de la Musique como revelación extranjera en Francia en el año 2003, el Premio ECHO Classics de 2004 por su primera grabación de arias italianas o el Premio de la Revista Opernwelt como Cantante del Año en 2005.  

Vuelve a México apenas tres meses después de su regreso a los escenarios en Viena, Austria.