Reconocimiento a la calidad humana y profesional de un impresor

GUADALAJARA, JALISCO.- En el más de medio siglo que José Guadalupe González lleva dedicado al oficio de la impresión, los únicos reconocimientos obtenidos por su trabajo han sido el "gracias" de todos los días, el saludo afectuoso de los que transitan por el barrio de las Nueve Esquinas y la seguridad de que lo hecho en su taller lleva implícito el sello de calidad. Nada más. Y tampoco es que le haga falta alguna distinción. Dice que le basta la certeza de que hace bien lo suyo para seguir trabajando.

Por eso es que se mostró sorprendido cuando le hicieron saber que este año él sería el personaje en cuyas manos recaería el Premio Dionisio Rodríguez, una condecoración que instituyó la revista Bazar Gráfico en 2005 con la finalidad de reconocer la trayectoria de impresores jaliscienses.

El galardón va en su quinta edición y ha sido concedido a González por su calidad humana y profesional, además de su amplia carrera. Y es que desde 1951 no ha parado de imprimir folletos, boletines, trípticos, notas de remisión, facturas y todo cuanto el cliente le pida y él pueda hacer.

Empezó en este oficio trabajando a destajo para otro impresor. Manejaba una Chandler y poco a poco fue juntando los fondos para hacerse de una Heidelberg, un offset, herramientas indispensables y su propio establecimiento. Había que mantener a los 17 hijos que trajo al mundo (15 de ellos le siguieron los pasos a su padre y ahora dirigen diversas imprentas en la Zona Metropolitana de Guadalajara).

José Guadalupe González cuenta con orgullo que fue el segundo impresor en asentarse en las Nueve Esquinas. Gráficos Valladolid, nombre del establecimiento en el que atiende a decenas de personas, abrió sus puertas por primera vez a inicios de la década de los 70. Ser pionero en este barrio, ahora bien conocido por la variada promoción de soluciones publicitarias y de imprenta que ofrece a los tapatíos, le ha permitido observar de cerca el crecimiento de la zona y de sus colegas -más de uno de ellos ha sido instruido por González-.

Y también, desde ese pequeño espacio de trabajo ubicado en la calle Colón casi esquina con Miguel Blanco, el impresor se ha percatado de los cambios -para bien y para mal- que la evolución tecnológica le ha propinado a su labor.

"El arte gráfico está decayendo. Antes, había personas que ni siquiera sabían leer, ponían su taller y, sin embargo, hacían bien su trabajo. Ahora todo es pura tecnología. El arte gráfico ya se acabó. Hoy en día todo es puro mover botones y palancas. Cualquiera que se enseñe a usar una computadora dice que es impresor. Pero basta con preguntarles acerca de las herramientas básicas y no saben de qué se trata. Lo bonito es producir las cosas con tus propias manos. Ahí está la esencia de todo esto", señala José Guadalupe González.

Aunque lo anterior sirve como un bosquejo para definir su forma de trabajo, este impresor ha tenido que ceder a lo marcado por el paso del tiempo, porque, como bien dice, "si no le entras al juego de la tecnología, te mueres".

La ceremonia de entrega del Premio Dionisio Rodríguez a José Guadalupe González será esta noche, a las 20:00 horas, en la capilla del Museo Regional de Guadalajara.