Viernes, 29 de Noviembre 2024
Cultura | Cierra el concierto de clausura del Festival Cultural de las Fiestas de Octubre

Que no se moje la Filarmónica

La OFJ cierra el concierto de clausura del Festival Cultural de las Fiestas de Octubre ante unas dos mil personas que se apiñan en Plaza Fundadores a pesar del frío y el intermitente chipichipi

Por: EL INFORMADOR

La OFJ cierra el concierto de clausura del Festival Cultural de las Fiestas de Octubre.  /

La OFJ cierra el concierto de clausura del Festival Cultural de las Fiestas de Octubre. /

GUADALAJARA, JALISCO (04/NOV/2012).- “¡Hay mucha nube negra!”, dice, preocupada, Berenice mientras estira la mirada sobre los dos mil tapatíos que a pesar del frío y la intermitente llovizna se apersonaron a las 18:00 horas en Plaza Fundadores para disfrutar del concierto que ofreció la Orquesta Filarmónica de Jalisco. Berenice mira al cielo color panza de burro e imagina que sobre los músicos y los asistentes pronto caerá una sábana de agua y entonces todos quedarán ensopados y correrán a guarecerse y el concierto final del Festival Cultural de las Fiestas de Octubre se cancelará.

En eso piensa Berenice cuando escucha un “¡SHHHHHHH!” sonoro: desde una zona separada del público, Marcela Orozco, directora del evento, descubre a una pareja que platica en voz alta. Pide que se callen. Una vez que se callan, ella comienza a platicar con tres hombres que la acompañan.

-A ver, que ella también se calle -dice la inconforme en voz baja.

Mientras escuchan Hora Staccato y miran los movimientos hieráticos del director huésped David Pérez, una pareja no reprime sus ganas de trabar una charla.

-¿Y cómo se llama el director?  

-Se me hace que se llama “Huésped”.

-Ah.

-¿Tienes frío? Mejor te hubieras traído una chamarra.

-¡Cuál frío! ¡Mejor me hubiera traído una cámara!

-¿Una cámara? No te entiendo, cada día estás más loco.

-Je, je, payasa.

Cada que la OFJ culmina una pieza –Suite Andalucía, Bolero de Ravel, La comparsa, Guadalajara- , una señora vestida de rojo que está sentada en las primeras filas se pone de pie. Su urgencia por calificar el esfuerzo de los músicos con el mayor de los gestos a los que el público puede echar mano empujan a otros a pararse. Y entonces se paran otros. Y otros más.

Las personas que no alcanzaron lugar ni en las sillas ni en las gradas se quedaron paradas en los alrededores, buscando algún resquicio por el cual ver a los músicos envueltos por innumerables haces de luz que salían de los fanales dispuestos en el escenario. Sin embargo, el frío acentuaba la inconformidad.

-¡N’ hombre! ¡Para qué estamos esperando a que toquen si se tardan bien mucho! ¡Ámonos!

-Ay, viejo, espérate, a mí siempre se me ha hecho bien suave esta música.

-Tengo frío.

-Ey. Está haciendo. Sí se siente.

-Hay que meternos.

-Está lleno, ¿no ves?

-Ta bien, pues.

Y se van.

Al ver a una mujer arreglada que espera a que se desocupe una silla, Rosalío Ávila, de 84 años de edad, le cede el asiento. “Mira, todavía hay caballeros”, comenta otra mujer. Mientras camina por la escalinata, Rosalío dice que asiste cada año a ver a la Filarmónica, pero nada más en Plaza Fundadores. Al Degollado no va porque “no hay feria”.

Luego del infaltable y plural “¡otra, otra, otra!”, Yolanda Buenrostro espera que los músicos rematen la noche con el Huapango de Moncayo y se decepciona cuando escucha que la última pieza será el Danzón número 8 de Arturo Márquez. Pero dos hombres que paladean los primeros trazos de la pieza se emocionan.

-De esas me gusta bailar. ¡Y las sé bailar!

-¿Neta?

-Mkai.

-Tocan chido.

-Ta chingón este desmadre.

-Ey.

Los músicos terminan y el maestro de ceremonias dice que si les gustó, pues que vayan al Teatro Degollado los viernes y domingos a escuchar a la OFJ. Nadie le pone atención, pues, ya sin el bálsamo de la música, la multitud es centrifugada por el viento frío.

EL INFORMADOR/ GONZALO JÁUREGUI

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