Que la violencia no secuestre mi país: Wendy Guerra

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2013).- Tu vientre sabe más que tu cabeza/ y tanto como tus muslos. / Ésa/ es la fuerte gracia negra/ de tu cuerpo desnudo.

De esta manera inicia la historia de Nirvana del Risco, la primera heroína negra cubana que se muestra desnuda, abierta y descarnada ante lo que por prejuicios muchos esconden: la bisexualidad, el racismo, la política, y la cercana intimidad con el enemigo. Wendy Guerra inicia de manera rítmica su nueva novela, Negra, bajo el sello editorial de Anagrama.

"Claro que tiene mucha brujería, y no lo digas en voz baja. Estas sociedades no permiten a gritos, lo que la gente íntimamente guarda. Esta es la primera vez que yo decido sacar las recetas, es decir, lo que está pasando en mi país, y que cada cual te lo evalúe".

Wendy es linda y supersticiosa. Usa tacones de aguja y tiene los rasgos finos. Es cubana en la piel y en el acento, pero tan cosmopolita a la hora de vestir y de mostrarse, como cualquier latinoamericano de las grandes urbes. Así habla de lo que pasa en su natal país.

"La gente tiene una pérdida de la fe en la sociedad y en la familia, y está agarrando caminos de yoruba (grupo etno-lingüístico del oeste africano)".
‘Negra’ es una novela que habla de temas tabús, como el sexo, la música combinada con el sabor y el movimiento del cuerpo. Pero también habla de un país que se ha visto estigmatizado por las grandes corporaciones y los sistemas políticos y sociales dominantes.

"Comparto con la protagonista un país negro que tenemos en común, que se viste de blanco siendo negro, hasta para hacer rituales nos vestimos de blanco".

Cuba (más) libre

Fidel Castro anunció el 8 de febrero de 2008, a través de un discurso publicado en la edición electrónica del diario Granma, su renuncia a la presidencia, abriendo una puerta en la isla a posibles reformas graduales dentro de las fronteras del socialismo, y que estarían encabezadas ahora por su hermano, Raúl.

En ese entonces, el hombre que llegó a la presidencia después de triunfar en la revolución cubana, era un hombre de 81 años, que apenas podía caminar y cuyas apariciones públicas eran con el hoy extinto Hugo Chávez en clínicas y sanatorios.

"Les comunico que no aspiraré ni aceptaré - repito - no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe", escribió Fidel Castro. Y dijo que desde 31 de julio de 2006 cedió el poder provisional a su hermano Raúl Castro

Wendy Guerra trae consigo un libro que habla del proceso identitario de Cuba. De cómo se ha venido transformando la ideología cubana.
"Creo es que es un proceso de desprendimiento con la figura que hizo la revolución. Yo creo que en Cuba no hay tantos comunistas o socialistas, como los hay fidelistas. Y es un proceso de destete, de quitarle la teta al bebe, un proceso de que nos estamos independizando de la figura que nos ha tenido 50 años en una especie de incubadora social"

En el libro se cuentan el surgimiento de las empresas privadas y de cómo se malentiende la figura de los empresarios jóvenes en un mundo complejo, pero ¿qué sigue para Cuba? "No sé el proceso místico que siguen los babalawo (sacerdotes), pero confío en que la historia nos deje transitar por un camino coherente, que no enterremos lo bueno. Pensemos que todos estos de tener una isla cultural densa, nos salve de la intemperie que están viviendo muchos países de América Latina".

¿Qué es lo que no te gustaría ver en tu país?, se le cuestiona
-Violencia, como aquí. Drogas... no ver un país vendido totalmente al narcotráfico, porque nuestro país es la llave del Golfo, por ahí transcurre todas las aguas. Y no me gustaría ver un país que pierda su identidad histórica.

-¿Y qué ves de estos 50 años de fidelismo? ¿Hubo algo bueno?
-Tuvimos un proyecto colectivo, y ahora ya tenemos un proyecto muy personal. Cada cual está jalando para su lao; vamos a ver cómo convertimos lo personal a lo colectivo y ver cómo no afectamos la personalidad del individuo. Podemos encontrarnos en un lugar común, para el proceso de democratización del país.

EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA