Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | Magali Tercero participa en el Primer Foro Nacional Violencia y Arte

''Para el cronista no hay tabúes''

La cronista Magali Tercero enfatiza que, en la construcción de la identidad artística, la violencia impacta en la creatividad

Por: EL INFORMADOR

Magali Tercero (Ciudad de México), periodista y cronista estuvo ayer en la ciudad para dialogar sobre al arte y la violencia. ESPECIAL /

Magali Tercero (Ciudad de México), periodista y cronista estuvo ayer en la ciudad para dialogar sobre al arte y la violencia. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (04/OCT/2013).- “El artista sí se ve estimulado por las emociones ante la anomalía”, afirma la periodista Magali Tercero. Y continúa: “El artista siempre ha denunciado. Un ejemplo es Goya y todo lo que hizo alrededor de la guerra. Ningún artista está inventando la pintura o la instalación sobre la violencia en este momento. Es nuevo para México que esté tan descarnadamente visible. Lo que también es verdad es que desde los noventa el artista se interesa en todo esto”.

Tercero, quien ayer participó en el diálogo “Efectos de la violencia en la construcción de una identidad artística” —que forma parte del Primer Foro Nacional Violencia y Arte, que se realiza en la ciudad hasta el 11 de octubre—, argumenta que, en la construcción de una identidad artística, la violencia impacta, por un lado, en la creatividad, pero también en la indignación y la crítica que un artista ejerce permanentemente.

“Hace poco me decía Eduardo Abaroa que hay artistas que pueden ser muy hábiles para usar la violencia con fines estéticos, dramáticos y discursivos; (pero también) un artista puede usar la violencia en mal término, en el sentido de que no tiene un compromiso con una denuncia sutil. Abaroa considera que la propia construcción de la identidad artística es un proceso violento. Ya el mero hecho de estar construyendo una identidad artística frente al asunto de la violencia es, en sí, violento”.

La cronista resalta que la denuncia artística es sutil porque el tratamiento no es burdo, ya que hay una intención profunda de decir algo de forma estética. Comenta que los artistas Rosa María Robles, Mauricio Sandoval y Teresa Margolles representan algunos ejemplos de este abordaje.

Enfatiza que, en muchas ocasiones, la violencia social parte de la desigualdad económica y social, pues las personas que nunca la han padecido son las que protestan más en contra de los que marchan en las calles o se oponen a la desigualdad social.

Sin embargo, aclara que el fenómeno de la violencia, al ser tan complejo, no parte sólo de la desigualdad social, pero los responsables de producirla quieren mantener el mismo orden.

El cronista debe buscar las anomalías

Tercero ha intentado hacer crónica de arte, de temas sociales y, por la coyuntura, del fenómeno del tráfico de drogas. Ha publicado tres libros de este género periodístico.

Afirma que para el cronista no hay tabúes. Y sin importar el tema, tiene que denunciar las anomalías.

“Siempre hay anomalías que denunciar, porque la organización humana es muy deficiente. No porque un tema sea del concurso de la lotería, porque un tema sea la lucha libre, los niños y la algarabía, no por eso no hay detrás corrupciones y anomalías”.

Recuerda que cuando asistió a varias funciones de lucha libre en el Coliseo del Distrito Federal, en medio de todo el fragor envolvente se dio cuenta de las guerras de poder que había entre los luchadores y el riesgo de que las luchadoras se lastimaran los ovarios luego de recibir algunos golpes.

“Un periodista, aunque no lo busque, ya tiene el ojo muy entrenado para estar viendo. De hecho, es una vocación. Uno se siente llamado. Uno está viendo que están sucediendo cosas que no deberían suceder en una sociedad civilizada. Surge el deseo de dar testimonio. Es lo que a mí me llamó a estudiar periodismo”.

La autora de San Judas Tadeo, santería y narcotráfico (UAM, 2010) considera que un buen periodista puede escribir de todo siempre y cuando se ocupe de aprender de la materia.

“Porque si voy a entrevistar a Guillermo Kuitca o a Gabriel Orozco, si me voy a seguirlos un día completo y hago la crónica de qué pasa en ese día, por lo menos debo tener la idea de qué es el arte contemporáneo, cómo el arte que se hacía en la tela y se pintaba con óleo fue evolucionando. Tengo qué saber por qué a los jóvenes les dice tanto el arte contemporáneo y tal vez a la gente de mi edad no les dice tanto”.

Diálogo. Magali Tercero (Ciudad de México), periodista y cronista y autora de Cuando llegaron los bárbaros... Vida cotidiana y narcotráfico estuvo ayer en la ciudad para dialogar sobre el arte y la violencia.

La mesa. La charla “Efectos de la violencia en la construcción de una identidad artística” se realizó ayer en el Mupag.

¿Violentos por naturaleza?

La charla “Efectos de la violencia en la construcción de una identidad artística”, que se llevó a cabo ayer en el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (MUPAG), dio un giro durante la intervención del último de los ponentes, el escritor Francisco Gerardo Haghenbeck, quien afirmó que los seres humanos somos violentos por naturaleza.

En un texto que leyó a los presentes, el mexicano resaltó que el ser humano es una criatura que ha evolucionado a través de la sangre, matando a su vecino para obtener más comida, acribillando a la nación para imponer sus creencias o estableciendo violentamente lo que llaman ley. El autor de La primavera del mal dijo al auditorio que se debe aprender a convivir con la violencia. Enfatizó que no se puede decir si es algo bueno o malo, pues la violencia está más allá del pensamiento moral. Es natural como el sexo, el comer, la defecación, y respirar.

Agregó que a través de un pensamiento victoriano “hemos inculcado un mundo puritano donde la violencia, el sexo y todo lo diferente es maligno. Se ha satanizado estos pensamientos y se impuso una guerra para borrarlos o al menos terminando escondiéndolos debajo de la alfombra”.

Una de las personas que escuchó la disertación fue el filósofo español Eduardo Subirats, quien alzó la mano y tomó el micrófono para cuestionar a Haghenbeck.

—¿Qué distinción existe entre su improvisado discurso y el discurso tradicional fascista que habla sobre la esencialidad de la violencia como expresión culminante del espíritu humano? —preguntó con voz firme.

—Yo no estoy diciendo que la violencia sea buena. Yo estoy diciendo que hay que aceptarla. Si lo que estamos buscando es una plática política, pues no le voy a entrar —respondió Haghenbeck.

En la charla también participaron Magali Tercero, Antoine Thelamon y Antonio Ortuño.

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