Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | ''Orgullo y Prejuicio'', fue el título electo para leerse en la Rambla Cataluña

Nervios que traicionan un minuto de lectura

Desde hace 11 años, la FIL convoca a un maratón de lectura en voz alta, el cual tiene mayor presencia en niños y jóvenes jaliscienses

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA ,JALISCO (23/ABRIL/2013) .- Una princesa llegó por la mañana a Rambla Cataluña. Es Carolina López, una aficionada a la lectura, que con un atuendo acorde a la realeza de un cuento de hadas (apasionada a este género), vivió el minuto lectura más eterno desde que comenzó su gusto por los libros.

Desde hace 11 años, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) convoca a un maratón de lectura "en voz alta", el cual tiene mayor presencia en niños y jóvenes jaliscienses, como es el caso de Carolina, quien con 13 años de edad cursa la secundaria.

Poco después de las 10: 00 horas y con el rector general de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Tonatiuh Bravo Padilla; la titular de la Secretaría de Cultura Jalisco, Myriam Vachez Plagnol; el alcalde de Guadalajara, Ramiro Hernández García, entre otros invitados especiales, en Rambla Cataluña iniciaría una lectura pública con motivo del día Mundial del Libro.

El presidente de la FIL, Raúl Padilla López, explicó que este año se convocó 46 mil 509 personas que depositaron sus votos para elegir el libro que se leerían en cerca de 70 plazas de todo Jalisco.

"Orgullo y Prejuicio", fue el título electo; una novela romántica, considerada un clásico de la literatura universal, que comenzaría a narrarse en la voz de Bravo Padilla.

Mientras tanto, con libro en mano, Carolina escuchaba y leía a la par del rector de máxima casa de estudios en Jalisco.

Todo era tranquilidad hasta ese momento. Bravo Padilla terminó de leer su parte y el nerviosismo apareció en Carolina. En tanto Vachez Plagnol, y luego Hernández García continuaron con la lectura.

Cada minuto que transcurría traía nuevos síntomas de nerviosismo a Carolina. Tanto así, que hubo un momento que perdió de vista el párrafo de la narrativa. Volteaba a ver los alrededores. No había escapatoria, todo letras, pues en el lugar también se instaló una pequeña feria del libro con la presencia de distintas editoriales.

Los invitados especiales pasaban uno a uno a leer sólo un fragmento de la obra de la autora británica Jane Austen. Los minutos consumían a Carolina, hasta que fue llamada y para que se preparara.

¡Sí!, después de los invitados especiales, era ella quien continuaría con el relato, pero sólo por un minuto, quizá el minuto más angustioso de su vida. Nunca se imaginó que leer frente a cientos de personas fuera difícil.

¡Tu turno, es sólo un minuto!, le indicaron a Carolina. Se levantó y decidida se dirigió al podio donde todos los presentes la escucharían. La voz se le quebró al iniciar la lectura, los nervios eran evidentes; sin embargo, después de unas cuantas palabras, el miedo se esfumó y la lectura de Carolina fue concisa y clara.

Sintió un alivio al bajar del pedestal y cuando se le preguntó sobre su experiencia, contestó: "Me gustó, aunque estaba nerviosa poco antes de que me tocara pasara a leer, no sé por qué. Ayer, (un día antes) estaba muy tranquila, es un libro que estoy leyendo y tenía entusiasmo por compartirlo, pero al principio los nervios me traicionaron".

Poco después, Carolina se retiró feliz, pero la trama de "Orgullo y Prejuicio" no dejó de escucharse, pues había 440 lectores que esperaban su turno. El registro final arrojó a 449 participantes, quienes le dedicaron un minuto a la obra; siendo Carolina la novena persona que leyó, inmediatamente después que las autoridades invitadas lo hicieron.

Las trabas, errores a causa del nerviosismo fueron constantes; eran las 18:00 horas y apenas la mitad del libro se había leído, y sólo quedaban tres horas por delante para cerrar las actividades. Pese a ello, los organizadores ya tenían previsto que no culminaría la obra, pese a esto, manifestaron estar satisfechos con la participación del público.

Cayó la noche, la presencia de las editoriales era cada vez menor, mientras las palabras continuaron. Al final, ellos también se fueron satisfechos, pues encargados de dos minilibrerías instaladas en Rambla Cataluña afirmaron que las ventas fueron "positivas".

EL INFORMADOR / ROBERTO ALARCÓN

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