Necesitamos periodismo de sosiego: Juan Cruz

GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2013).- A Juan Cruz Ruíz hay que robarle la atención a cada instante. Un periodista cultural con más de 30 años de carrera, quien ha tenido el privilegio de compartir amistad con ganadores de premios Nobel, es una máquina de saludos.

Saluda a la directora de la Feria Internacional del Libro como quien saluda a su comadre: a gritos. Responde llamadas a media entrevista para avisar que no tiene listo unos textos, pero que con lo que tiene en el archivo es suficiente. Se ríe de los fotógrafos, se burla del tiempo.

El tiempo, dice, es una de las piezas perdidas en un rompecabezas llamado periodismo. El oficio más hermoso del mundo, como lo declaró Gabriel García Márquez, es un oficio en permanente estado de riesgo.

Las memorias de un periodista que fue editor, ahora se publican en su más reciente libro Especies en Extinción (Tusquets). Donde evoca su pasión por dos oficios, el de periodista y el de editor.

"Los dos oficios están en riesgo, pero ¿cuándo no han estado en riesgo? A veces ha sido por cuestiones ideológicas, a veces por razones de censura, a veces por razones sociales, culturales; ahora es por razones tecnológicas".

Periodista español nacido en Tenerife, en 1948; ingresó al oficio a los 13 años, "sigo siendo periodista, y han pasado 51 años; periodismo fue un resplandor para mí, y lo sigue siendo. Cuando a mí me encargan una nota me dan un regalo. Yo pagaría por hacer periodismo".

Dice Juan Cruz, el acompañante anónimo de los escritores, que en el periodismo vivimos una vida cuya urgencia nos hace más ligeros u olvidadizos. El artículo, la crónica, la entrevista o el reportaje acaban ese mismo día; "su secuela no siempre arranca la misma pasión ni el mismo interés; el periódico de papel sirve para envolver pescado o bocadillos de chorizo, y mientras dure en ese soporte ésa es la metáfora con la que convivimos".

El autor de Un oficio de locos (2012) tiene una historia como pocos: fue periodista cultural, amasó prestigio y una vez en la cumbre, se retiró para hacer las veces de editor de una de las firmas del grupo PRISA: Alfaguara. Y ahí comenzó a tejer lazos de amistad, para que su equipo rescatara la firma y la llevara a lo alto del olimpo literario.

"Lo más difícil fue el tiempo, fue como si me pusiera una inyección de vitamina editorial. Llegué ahí y pensé que todo era posible; reconstruí sobre la base de una idea: relacionar Alfaguara con la lengua española de España y de América Latina".

Se conformó un equipo que pudo hacer que la editorial pujara por llevar al papel las mejores obras de Cortázar, Onetti y Arreola. "Hicimos que Alfaguara fuera global. Eso era una energía que teníamos. Pasó el tiempo y volví al periódico. Yo no sabía que cuando volvía, tenía 55 años".


La discriminación laboral en las redacciones

Cuando Juan Cruz volvió a la redacción tenía 55 años y sabía muy poco de las nuevas tecnologías empleadas en la redacción. "Empezó a decirse quién era nativo digital y quien no, como una tacita discriminación, entre los periodistas veteranos y los periodistas jóvenes. Poco a poco se ha agrandado esta diferencia, y yo creo que eso es un riesgo grave.

El periodismo debe ejercerse con una sabia combinación entre veteranía y juventud. Tu y yo en una sola redacción".
Las redacciones contemporáneas han discriminado la experiencia por los tuits. El valor que genera el conocimiento acumulado por años, en la piel curtida de un reportero, se ven segregados por el tsunami tecnológico.

¿Terminará el tsunami tecnológico?, se le cuestiona

-Sí, porque la gente necesitará sosiego en el periodismo. La sociedad necesita periodismo de sosiego en cualquier soporte. Yo creo que esta fiebre de Twitter, en que se ha convertido el periodismo mundial, tiene que apaciguarse algún día

-¿Será pronto?

-Confío en que se produzca ese sosiego. Ya hay señales de que así será. El New York Times ya empieza a cobrar, con éxito, por sus contenidos. Y se diluye la fiebre de lo gratuito. Cuando los periodistas logremos cobrar por lo que publicamos, empezará a sosegarse el oficio.


Internet es grande, pero achica

Juan tiene tatuado en la piel de un brazo la palabra periodismo. En el otro lleva consigo la palabra editor. Quizá no hay en el mundo un periodista tan cercano a la literatura. Tanto, que hasta él mismo se ha vuelto escritor, sin dejar de ser reportero. Con la mirada de quien reflexiona lo que dice, antes de soltar la frase, dice "hay una exageración en internet.

Internet es grande, pero achica. Porque parece enorme pero en realidad es chico. Quieren resumir el mundo en 140 caracteres".

10 minutos fueron suficientes. Juan Cruz termina la entrevista, contesta mensajes por su smarthphone, sigue saludando y se va corriendo. En media hora tiene una cita con Mario Vargas Llosa para abrir el salón literario de la Feria Internacional del Libro, a la que ha catalogado como un monumento de México.

EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA