Jueves, 19 de Septiembre 2024
Cultura | Charla con el premio Alfaguara de Novela 2011, Juan Gabriel Vásquez

Narración de una generación en primera persona

Vásquez aceptó contar con la influencia de experiencias personales

Por: EL INFORMADOR

Vázquez  se centró en su experiencia al idear la novela.  /

Vázquez se centró en su experiencia al idear la novela. /

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2011).- Hay ocasiones en que la lectura de una obra literaria no basta. A veces, tener la oportunidad de entablar un diálogo con el autor enriquece la experiencia y la llena de nuevas perspectivas, conclusiones e interpretaciones. Pensando en ello, la Feria Internacional del Libro (FIL), prestó su espacio para que cuatro lectores tuvieran la oportunidad de conversar con el autor del libro ganador del Premio Alfaguara de Novela 2011, Juan Gabriel Vásquez.

Durante cerca de una hora, los receptores del mensaje ideado por el escritor pudieron manifestar las dudas surgidas durante su lectura. El compendio de preguntas se centró en la experiencia propia que el autor retrató al idear la novela, sus personajes e incluso su título.

Vásquez aceptó haber sido influenciado por sus vivencias personales durante la escritura de "El ruido de las cosas al caer", como por ejemplo la escena que vivió en 2008 cuando era estudiante universitario de derecho, en Bogotá. El escritor se encontraba en el campus frente a una persona con audífonos que escuchaba una grabación. La persona comienza a llorar. La incertidumbre de saber qué escuchaba aquél desconocido provocó que el momento se congelara en su mente y se quedara allí, sirviendo de imagen poética.

Esta fue una de las experiencias que lo marcaron. Sin embargo, Juan Gabriel consideró que no era suficiente para explicar su obra. ''El ruido de las cosas al caer'' va más allá de una experiencia personal. La historia de esta novela se centra en la situación del narcotráfico en Latinoamérica, y por lo tanto no es una narración egoísta en primera persona, sino la narración en primera persona de toda una generación que creció viendo la lucha que tanto ha marcado a un pueblo.

Principalmente, considera el autor, es la voz de la generación colombiana que, luego del cierre de la frontera entre México y Estados Unidos por el presidente Nixon, en 1969, entraron al mundo del narcotráfico para abastecer a los norteamericanos de aquello que no iban a dejar de consumir y resignarse ante la medida tomada por su figura de poder.

Esa generación de jóvenes de tercer mundo que, influenciados por la contracultura hippie experimentada sobremanera con narcóticos, que había ingresado a Latinoamérica a través de los cuerpos de paz de Kennedy, "transmitieron los conocimientos necesarios a los campesinos colombianos para producir mariguana", declara Vásquez. Así, el pueblo descubrió que este producto podía sacarlos de la pobreza e inició la producción y comercialización ilícita de la droga.

Esta fundamentación para su obra la obtuvo el autor de manera empírica. No necesitó de investigaciones ni estudios para explorar sobre el tema. Sin pruebas, se aventuró en su escritura, "sólo pensando en una verdad secreta con la que yo había crecido", comparte, "de lo cual no se hablaba ni en estudios periodísticos, ni historiográficos. Pero siempre he pensado que la novela es justamente el género en el que uno puede contar las cosas que sabe que sucedieron, aunque no tenga las pruebas". Ése es, según el escritor, el privilegio del novelista.

EL INFORMADOR / RUBÉN GIL

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