Miércoles, 20 de Noviembre 2024
Cultura | Exponen piezas del líder revolucionario

Museo de Chapultepec recibe montura de Zapata

La silla de montar, así como el caballo alazán llamado As de Oros, atestiguaron el asesinato a traición del “Caudillo del Sur”, en Chinameca, Morelos

Por: EL INFORMADOR

Una vieja y maltrecha silla de montar es la pieza clave de la exposición Zapata en Morelos. ESPECIAL  /

Una vieja y maltrecha silla de montar es la pieza clave de la exposición Zapata en Morelos. ESPECIAL /

CIUDAD DE MÉXICO (30/JUN/2010).- Una vieja y maltrecha silla de montar es la pieza clave de la exposición Zapata en Morelos, que será inaugurada en los primeros días de julio en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.

Se trata de la montura, forrada con pergamino y aplicaciones de cuero repujado, que atestiguó el asesinato a traición de Emiliano Zapata Salazar y que le obsequió, junto con el caballo alazán de nombre As de Oros, el general carrancista Jesús Guajardo, quien a la postre se convirtió en su verdugo, de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La exposición incluye los objetos personales del jefe revolucionario, entre ellos la ropa y el sombrero que portaba el trágico día de su asesinato. También figura la baraja que amarraba a su traje con un listón, su talismán que era una piedra ágata, su cama y algunas armas, entre ellas la pistola que Francisco Villa le regaló el día de su encuentro en Xochimilco; y su rifle, el cual lleva grabado su nombre a un costado.

Asimismo, dos fotografías inéditas, una de cuando el revolucionario era niño, y otra de su rostro joven que se dice le envió a una novia, así como obras plásticas elaboradas por artistas contemporáneos que dan cuenta de la geografía morelense que transformó el caudillo.

La historia oral cuenta que durante la mañana del jueves 10 de abril de 1919, el “Caudillo del Sur” estuvo rondando la Hacienda de San Juan Chinameca, en Morelos, indeciso de entrar porque desconfiaba de Guajardo, quien insistentemente enviaba emisarios para invitarlo a comer. Finalmente, entrado el mediodía aceptó la propuesta, montó su caballo y escoltado por 10 hombres, Zapata se dirigió a la entrada de la finca.

El INAH señala que el mayor Reyes Avilés, quien esa tarde estuvo presente, contó la siguiente versión: “Lo seguimos 10, tal como lo ordenara (Zapata), quedando el resto de la gente muy confiada, sombreándose debajo de los árboles y con las carabinas enfundadas”.

De acuerdo a este hombre, la guardia formada parecía preparada para hacerle los honores, “el clarín tocó tres veces llamada de honor, y al apagarse la última nota, al llegar el general en jefe al dintel de la puerta, de la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo para empuñar las pistolas, los soldados que presentaban armas, descargaron dos veces sus fusiles y nuestro inolvidable general Zapata cayó para no levantarse más”.

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