Gracias a esa habilidad, el presidente Lázaro Cárdenas lo becó para que estudiara en el Conservatorio Nacional de Música ya que Carlos, de 14 años de edad, pudo interpretar una de las melodías favoritas del general Cárdenas: “Las Cuatro Milpas”.“Mi padre le dijo (al presidente Cárdenas) que tenía por hijo a un genio de la música, ni yo lo creo, pero el presidente le contestó que si era cierto, ese muchacho sería protegido”, recordaba Carlos en una entrevista.Con esta oportunidad, la familia Vázquez Sánchez, conformada por cinco hermanos, migró a la capital del país donde Carlos pudo desarrollar su carrera como concertista de Bellas Artes, de la que se despidió en una serie de conciertos apenas el año pasado a sus 91 años.Carlos Vázquez conoció al compositor zacatecano Manuel María Ponce cuando éste era director del Conservatorio Nacional de Música. La amistad entre el maestro Ponce y el alumno Vázquez marcó la vida del jalisciense para siempre, pues fue el propio Carlos quien se convirtió en el heredero de todos sus bienes y música y fue el principal impulsor de Ponce en México y el mundo.Carlos Vázquez conoció a los grandes de la época, desde el pianista Alexander Brailosvky hasta Arturo Rubinstein, quienes visitaban a Ponce en su casa de la Ciudad de México.Carlos Vázquez también fue compañero y amigo de la primaria del ex gobernador de Jalisco Guillermo Cosío Vidaurri, y en 1993 fue merecedor de la medalla José Clemente Orozco que otorga en Estado.Sus restos serán velados en el Panteón Francés de la Ciudad de México.“En sus últimos días, mi tío sufrió una caída que le ocasionó una herida que parecía un corazón en su brazo. Me dijo que era curioso que tuviera esa forma”, relató su sobrino José Vázquez.“Sus grandes tesoros siempre fueron su piano, su tequila y sus Chivas rayadas del Guadalajara. Se entregó con gran amor a su público y a su familia. Fue un gran jalisciense, sencillo y cariñoso. Un corazón tapatío que latió con fuerza durante 92 años”.