Luis Jorge Boone o la escritura como plano continuo

GUADALAJARA, JALISCO (06/DIC/2014).- Luis Jorge Boone no sólo forma parte, dentro de la FIL Guadalajara de este año, del grupo de escritores invitados al Encuentro Internacional de Cuentistas 2014, también trae bajo el brazo su más reciente publicación, un volumen de relatos -su tercero, después de "La noche caníbal" y "Largas filas de gente rara"- en el que, bajo el título de "Cavernas" (Ed. Era, 2014), en el que diez historias distintas que comparten personajes, escenarios y tiempos.

En palabras del autor, en estos cuentos "se experimenta con la ciencia ficción, el relato de terror, el suspenso, pero en contextos que a mí me interesan: el norte, la música, el desierto, otros ámbitos y personajes. Ahora, el hilo conductor es la caverna que, sea la de Platón u otras metáforas, funciona como un espacio de oscuridad que no depende de la noche y el día, siempre ahí, subterránea y agazapada. El libro propone al final que toda la literatura es una caverna, donde uno se interna y se deja de lado el mundo del exterior, y cuando se sale, se sale transformado".

Cavernas varias

Por supuesto, detalla Boone, "la caverna tiene muchas posibilidades metafóricas; no es tanto ignorar o dar la espalda al mundo real, en esa oscuridad se puede proyectar lo que existe, lo que no y lo que imaginamos; es ahí donde podemos proyectar todo, el paisaje interior, nuestra ficción, los fantasmas y las obsesiones. Vemos en la oscuridad cada vez más claro, pero nunca se ve todo; aunque hay suficiente espacio para proyectar el espíritu".

En este sentido, la apuesta es, justamente, dice el narrador, "proponer distintas cavernas; unas que separan, otras íntimas, otras que se pierden, unas que se ansían (por la excesiva luz, que nos encandila); asimismo, muchos de estos cuentos remiten a un entorno conocido por el autor, "la carretera entre Saltillo y Monclova, las montañas, las leyendas locales".

Bancos de carpintería

De este modo, detalla Boone, "para mí, una historia no está completa hasta que no tiene tres elementos: el personaje, la trama (lo que se va a contar) y el paisaje en el que sucede. Me interesa a mí empezar siempre por uno de esos tres, pero juzgo que un relato está bien fraguado cuando los tres se alinean, juntos. Crecí siendo lector de Borges, Lovecraft, E. A. Poe y Ambrose Bierce, pero también de Fuentes, Arreola, Inés Arredondo; esa es mi tradición y lo que intento en mis cuentos es incluir siempre un poco de mi experiencia y de lo que conozco".

Por otra parte, explica el escritor, pasar de la narrativa a la poesía y viceversa es algo que consigue porque, "como lector desordenado, podía leer -en las bibliotecas de mi ciudad- a Neruda, Benedetti o Arreola, pero no me daba cuenta de los géneros; percibía el lenguaje y que lo leído me descubría nuevas posibilidades y, siempre, me contaban una historia. Para mí la escritura es un plano continuo, los géneros me parecen más como bancos de trabajo para carpintería, porque cada uno de ellos significa un fin distinto aunque en todos se trabaja. Además, un carpintero no hace una sola pieza de principio a fin, arma distintas a un tiempo".

Algunos -dos o tres- de estos relatos se habían publicado ya en revistas de México y el extranjero pero, en su mayoría, son inéditos.

EL INFORMADOR / RICARDO SOLÍS