GUADALAJARA, JALISCO (26/ENE/2017).- Con 188 fotografías del etnólogo antropólogo e investigador francés Pierre Verger (1902-1996), quien visitó México en tres ocasiones, la exposición se realiza con la alianza de Braskem Idesa, Fundación Pierre Verger y Fundación Televisa.Cleantho Paiva Leite Filho, director de relaciones institucionales de la empresa mexico-brasileña Braskem Idesa, comentó sobre la vocación de la petroquímica por organizar eventos culturales. Desde los momentos previos a la construcción de sus instalaciones en Veracruz, Braskem Idesa buscó la colaboración con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, para el rescate de piezas en el terreno donde se construiría su planta: fueron cerca de tres mil objetos de la cultura Olmeca.Para este proyecto, la colaboración directa fue con la Fundación Pierre Verger, con sede en Brasil, país donde el fotógrafo vivió buena parte de su vida. Dentro del gran corpus de negativos que poseen, hay un acervo de casi cinco mil de sus viajes a México (dos a finales de los años treinta y uno más en los cincuenta). Ésta será la primera vez que se expondrán en el país. Luego de tres meses en Guadalajara, la selección viajará a Veracruz, la Ciudad de México y Monterrey.Mauricio Maillé, director del Área Cultural de Fundación Televisa, destacó que “Pierre Verger en México: Con los pies en la tierra”, contribuye a enriquecer el panorama de la fotografía en México. Del fotógrafo, señaló su cualidad humanista y su itinerario mexicano, con énfasis en las fiestas tradicionales y la vida cotidiana. Aunque Verger retrató también con un perfil arqueológico elementos prehispánicos, la curaduría privilegió la actualidad que conoció.Antonio Saborit, curador de la exposición y director del Museo Nacional de Antropología e Historia (CDMX), comentó el momento en el que Verger llegó al país: un territorio postrevolucionario, al México rural. En las fotos vemos mercados, “un espacio limítrofe donde lo urbano y lo rural se encuentran”. Gracias a sus contactos, Verger pudo definir una agenda que coincidía con el calendario de las celebraciones tradicionales en diversos pueblos de México (Chalma, Metepec, Iztapalapa, Taxco, Tepoztlán). Para el curador, Pierre fue “un fotógrafo que supo acercarse” a la realidad mexicana para retratarla. “No es un fotógrafo que mide las cosas de lejos: se mete en la escena y compone”.Un México que ya no estáUna de las lecturas que propone la curaduría es contrastar el México indígena de aquellos años: “No es nostalgia, pero no hay miseria en las fotos… En las fotos de los niños es otra infancia, no luce dolorosa”. En los primeros viajes de Verger a México, afirmó Saborit, gran parte de la población mexicana era rural. Otro detalle que destacan las imágenes son los paisajes conocidos, donde ha ocurrido “desastres ecológicos” y sociales: Iztapalapa, un pueblo entonces en el que se podía caminar tranquilamente, mientras que ahora se percibe como peligroso para cualquier capitalino; o los paisajes naturales de Metepec y Xochimilco, ahora inundados por la urbanización.Antes de México, Verger ya había retratado otras partes del mundo, aunque con viajes más cortos. Del momento personal en el que vino, Antonio agregó: “La visita a México fue central en la definición, en una suerte de planteamiento. No es antropólogo, es ‘sólo’ fotógrafo. Está construyendo una gramática de lo que le interesa hacer. Los antropólogos hacían sus propias imágenes, sus propios diarios de viaje… Son más toscas, más utilitarias, muy empíricas. Confiando en que lo que las foto no les daba lo daría su apunte. Pierre Verger es otra cosa”.SABER MÁS El tercer viajeDos decenios más tarde del segundo viaje el fotógrafo regresó al país, sobre ello Saborit comentó que fue de sorpresa para Verger, al encontrarse con un México “municipalizado”, donde las celebraciones ya no eran tan espontáneas y naturales, sino para ser vistas y retratadas por el turista (como la Guelaguetza). “Quizá lo encontró acartonado”, agregó.
