GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2016).- Una de las cualidades de Jorge F. Hernández además de escribir, es dibujar, es algo que hace todo el tiempo. Era uno de sus “secretos” hasta que sus colegas se enteraron y ahora todos esos trazos, que dan vida a hombres y mujeres desnudados, a él mismo, a una humeante taza de café y unos delicioso tacos al pastor, quedan a la vista del público en su libro “El dibujo de la escritura”, editado por Alfaguara.Jorge cuenta en entrevista que el título “El dibujo de la escritura” es una idea de su amigo Juan Cruz de El País. “A él se le ocurrió el título y esto se debe a que hace unos años Alejandro Magallanes sacó del huacal el disque secreto de que yo tenía unas libretas y en realidad sí. Las hago desde niño, pero no se las enseñaba a nadie y ya cuando se volvió chisme, se publicó en Alfaguara una antología de cuentos que llevaba en la portada dibujos míos y en Almadía también”.Después, Marcela González y Julio Trujillo de Alfaguara tuvieron la idea de que estos dibujos se convirtieran en un volumen y del cual habrá más libros publicados. “En las libretas están gérmenes de cuento, a veces para poder escribir un cuento hago un dibujito y un personaje. Leí que había escritores que lo hacían y ya no me sentía tan culpable. Por supuesto que hay grandísimos escritores que no necesitan hacer dibujos o una trama inicial, pero a mí me ayuda traer la libreta e ir anotando. Hay cosas que no puedo anotar porque se me ocurren visualmente”.Los personajes hablan con élAlgo que valora mucho Jorge de este libro es que el prólogo es escrito por H. Joy Laville, viuda de Jorge Ibargüengoitia. “Lo máximo que tiene el libro es el prólogo, ella es mi novia, tiene 94 años de edad y seremos felices. Yo soy un devoto lector de Jorge, me siento muy emocionado”.Sus gráficos retratan sus ideas, sus obsesiones, sus gustos personales, el conflicto entre el editor y el escritor, chicas guapas y sensuales, el amor, la soledad, su conciencia, aunque subraya, no es autobiográfico. Además, sus personajes le reclaman, le dicen cómo vestirlos o si fue tirano, si los hizo quedarse en el tintero. “Hay personajes pendientes en las libretas que uno va dejando, o que va escribir. La musa existe, pero ojalá y cuando llegue que te encuentre trabajando porque si no escribes nada”.