Lunes, 02 de Diciembre 2024
Cultura | Por Carlos Lara G.

Los anteojos de Baskerville

Una vergüenza cultural

Por: EL INFORMADOR

El cierre de la oficina externa de la misión permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como parte de las medidas de austeridad del gobierno federal, es una vergüenza. México no sólo es uno de los 20 estados fundadores del organismo; su segundo director fue el destacado escritor mexicano Jaime Torre Bidet, quien, por cierto, en su discurso “La UNESCO y la integración del hombre del porvenir”, en la constitución del organismo, señaló que la gran esperanza que los había congregado era la de “afirmar la cooperación mundial por medio de la cultura”. México fue además el impulsor del idioma español como oficial dentro de la UNESCO a través de la sobresaliente labor de Antonio Castro Leal. Posteriormente, Alfonso Reyes, en la primera Conferencia General de noviembre de 1946; Agustín Yañez, en 1960; Daniel Cosío Villegas, en 1962; José Luis Martínez, en 1968; Fernando Solana, en 1978; Jesús Reyes Heroles, en 1983; Luis Villoro, en 1985; y la antropóloga Lourdes Arizpe, desde la Subdirección General para la Cultura de la UNESCO, ratificaron el interés de México por participar activamente en el desarrollo de las metas del organismo. Hablaron en su momento de la necesidad de impulsar una educación humanista para la producción, pero también para la cultura. Externaron su preocupación por la tendencia de querer formar al hombre moderno bajo una visión economicista de la historia y del futuro, y subrayaron la obligación estado en la corrección de esta tendencias.

México es probablemente el primer país en elevar a rango de embajada todas sus representaciones diplomáticas. Además, en 1982 fue sede de la Declaración de México sobre Políticas Culturales, documento fundador de la visión sobre cultura y desarrollo. La antropóloga Lourdes Arizpe tuvo a su cargo la coordinación de los documentos “Nuestra Diversidad Creativa” y el primer informe mundial de cultura. En el primer gobierno del Partido Acción Nacional, México fue uno de los promotores de la Convención para la Protección y Promoción de la Diversidad de los Contenidos Culturales. El Conaculta participó activamente con la UNESCO y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en la edición de libros y diagnósticos sobre diversidad cultural e industrias culturales a escala internacional. Pero algo sucedió en el segundo sexenio del PAN. Como candidato, Felipe Calderón propuso intensificar, con el apoyo de las embajadas mexicanas, las medidas de promoción exterior y convertir a los diplomáticos en "verdaderos" promotores de la cultura. En el Eje 3 del Programa Nacional de Cultura, se estableció el compromiso de “ampliar y optimizar la presencia de México en los organismos multilaterales”, así como diseñar las estrategias específicas más adecuadas para la difusión de la cultura mexicana en el extranjero. Incluso, hay que decir que por primera vez en la historia de un programa, el gobierno integró los documentos de la UNESCO como principios de su política cultural. Sin embargo, al ratificar la Convención Sobre la Diversidad Cultural en 2007, el presidente Calderón, a través de un decreto promulgatorio, se reservó el artículo 20, relativo a la relación con otros instrumentos internacionales, es decir, el espíritu de la misma, que establece la potenciación mutua, la complementariedad y la no subordinación. Ahora cierra la oficina externa de la misión permanente de México ante la UNESCO. Si esto se concreta, será una vergüenza cultural que empañará el activismo de México en la materia.

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