''Los Juegos del hambre'' y las tostadas de Guillermina

GUADALAJARA, JALISCO (07/DIC/2013).- Algunas madres de familia son curiosas. Les avisa alguien que van a ir a la Feria Internacional del Libro acompañando a su hijo de quinto año y lo primero que piensan es qué van a llevar de comer. No sólo piensan en el hijo, sino en todos vástagos que no tienen una progenitora curiosa. Guillermina de Arco eligió tostadas de pollo con mayonesa y verduras, coctel de frutas frescas y agua natural.

A las dos de la tarde, como dios manda, armó el picnic en la parte baja de una de las rampas de la Expo Guadalajara, la que va a los baños, para tener todo a la mano.

Se sentó ella y sin decir nada hicieron lo mismo su hijo Julián, de diez años, y los compañeros de escuela de este, Jesús, Osvaldo y Gonzalo.

En silencio absoluto, seria y amable al mismo tiempo, Guillermina de Arco le sirvió a cada quien sus tostadas —la mayoría estaban rotas— y se sirvió la propia. Los chicos pusieron cara de cumpleaños. Se veía que la ensalada estaba buena. Todos la masticaban aprisa, con los ojos entornados.

“¿Gusta? Aquí nos compartimos, ándele”, invitaba Guillermina a los que perdían la concentración cuando pasaban junto al picnic.

A los que le hacían plática, la madre de Julián les explicaba que en la mañana llegó del municipio de Zapotlanejo, en un viaje que organizó la escuela José María Pino Suárez, turno matutino.

Les contaba, orgullosa, que lo primero que pensó cuando la invitaron a la FIL, apenas ayer, fue en cocer pollo, deshebrarlo y dejarlo listo para la ensalada. Lo segundo que pensó es que siempre hay madres distraídas. Lo tercero, en cargar comida para cinco, presumió, mientras con tenedor embarraba en una tostada la pasta de pollo que extraía de un estuche violeta.

Hizo bien Guillermina Arco. Una comida en la Expo Guadalajara es una renta de piso por un piso que no existe. En un antojo de papas fritas uno invierte, por ejemplo, la mitad de un salario mínimo.

“Con esta ensalada ajustamos para cinco, y eso que ya nos echamos una en el camión de venida”, suspiró oronda la mujer mientras servía y comía.

Guillermina prefirió gastar su dinero en la trilogía con la que su hijo se inaugurará como lector. Fuera de los libros de la escuela, el pequeño Julián jamás tuvo otro. ¿Que cuál trilogía compró el chamaco? ''Los juegos del hambre''. Por algo será.