Lunes, 02 de Diciembre 2024
Cultura | Por Carlos Lara G.

Los Anteojos de Baskerville

La pornografía como cultura

Por: EL INFORMADOR

Hace un par de meses, en el Segundo Encuentro Iberoamericano de Cultura celebrado en Brasil, el ministro de Cultura Juca Ferreira presentó la novedosa iniciativa “Vale Cultura”, de la cual dimos cuenta en este mismo espacio. Una iniciativa de las más importantes de la política cultural brasileña, que a través de una ayuda social impulsa el consumo de bienes y servicios culturales. Pues bien, en este momento ha desatado una gran polémica entre quienes se preguntan si la pornografía estará considerada en el universo de bienes culturales. El reconocido senador Augusto Botelho, miembro del Partido de los Trabajadores (PT), el partido del presidente Lula, ha sido el iniciador del debate.

“Vale Cultura” es parte de un paquete de programas entre los que destacan también “Bolsa familia”, que ayuda a 12 millones de pobres, y una más que está en estudio, denominada “Bolsa teléfono”, cuyo objetivo es que ningún brasileño pobre se quede sin él.

“Vale Cultura” cuenta con la participación económica de las empresas de los trabajadores, del gobierno y los trabajadores mismos. El apoyo económico que ofrece es significativo para un trabajador brasileño que gana 520 reales (cuatro mil pesos). Busca otorgar a quienes tengan un salario menor a mil 500 reales (16 mil pesos) un vale por 360 pesos mensuales, para que adquieran libros y películas, asistan al cine, al teatro, a conciertos, etcétera. Pero, ¿qué sucede si el trabajador desea utilizar el vale para comprar una revista porno?

Para el senador Bothelo, revistas y periódicos son material cultural “y si ustedes lo piensan despacio -dice-, también la pornografía es cultura". Bajo este razonamiento, el legislador introdujo en la ley que deberá ser ratificada por el presidente Lula una enmienda para que los pobres, con el “Vale Cultura” que van a recibir, puedan deleitarse con estas publicaciones. Argumenta que en millones de pueblos del país no existen librerías, pero sí puestos de periódicos y revistas entre las que nunca faltan las pornográficas. Un poco el criterio utilizado en México para levantar el veto a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, generado por el precio único. En efecto, dicho precio existía en periódicos y revistas, por lo que era necesario extenderlo a los libros.

El Ministerio de Cultura brasileño reflexionó sobre qué tipo de periódicos o revistas podrían ser considerados culturales o no, pero como era de esperarse, se dejó de lado la reflexión ante la complejidad que supone definir el concepto de cultura en una publicación. Para la Asociación Nacional de Editores de Revistas de Brasil, la ANER, sólo un 3% de las más de cuatro mil revistas publicadas podrían considerarse no culturales. Mientras, para los editores, la lectura de este tipo de revistas es la antesala de los libros. Este último argumento es tan discutible como la afirmación de que todo aquél que vea una película subtitulada ha leído una obra.

Este debate es todo menos fácil. “Vale Cultura” es una de esas iniciativas que tienen al presidente Lula al final de su mandato con una popularidad del 83 %. Sin embargo, tendrá que superar el problema del consumo cultural que busca fomentar, sin caer en los extremos de la excepción cultural tan en boga hace algunos años en los foros internacionales. Impulsada por los países francófonos que consideraban que debía exceptuarse la cultura del comercio, lo que condujo inmediatamente a preguntarse quién y por qué debe decidir el consumo cultural. Está claro que el menos indicado es el Estado, pues de hacerlo caería en un peligroso, lamentable y antidemocrático dirigismo cultural.

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