Lunes, 02 de Diciembre 2024
Cultura | Por: Carlos Lara

Los Anteojos de Baskerville

Mariana y El Greco

Por: EL INFORMADOR

Hace un par de días una amiga asistió emocionada al Palacio de Bellas Artes a ver una exposición que por primera vez sale de España y llega a nuestro país. Se trata de 20 pinturas del Greco y 23 artistas más.

Aspirante a la maestría en arte de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue a realizar un trabajo que consistía en relatar su experiencia ante la obra del artista. Al comenzar a hacer anotaciones en su libreta, el personal de seguridad se lo impidió.

La razón, según los custodios, era que estaba prohibido, pero no sabían explicar el porqué. La desesperación y angustia de Mariana fue tal que una ligera discusión por querer saber el motivo la llevó hasta las oficinas de los encargados para recibir la misma indicación, “que estaba prohibido”.

 Argumentaban suposiciones de lo más absurdo, que posiblemente los textos del curador podrían ser copiados, que accidentalmente podía salir la tinta de su pluma y generar una desgracia… La conminaban a adquirir el libro de la exposición o bien a buscar las fotografías por internet.

Después de una paciente discusión, consiguió hacer entender lo importante que era para una entusiasta aspirante a la maestría en arte de la UNAM hacer anotaciones que posteriormente le sirvieran para relatar su experiencia ante un conjunto de obras que no tendrá posibilidad de ver en mucho tiempo.

Al final consiguió no un permiso como tal, sino que hicieran un poco la vista gorda, pero el problema no quedó solucionado debido a que en cada sala volvían a pedirle que no hiciera anotaciones y ella tenía que explicar que ya había hablado con los encargados, etcétera.

La experiencia de Mariana en Bellas Artes fue frustrante. El que esto escribe no acaba de entender el motivo a unos días de que Mariana me contara dicha experiencia.

Me viene a la mente un caso reciente que demuestra la vieja batalla entre liberar o proteger las obras de arte, particularmente ante el avance de las nuevas tecnologías.

Esto ha generado un problema entre la National Portrait Gallery de Londres y la enciclopedia online Wikipedia, debido a que un ciudadano estadounidense descargó más de tres mil imágenes en alta resolución de la web de la galería para ponerlas a disposición de la enciclopedia.

La galería ha amenazado a la Fundación Wikipedia con llevar el tema a los tribunales por violación del copyright y otros delitos, mientras que la enciclopedia defiende el derecho a utilizar las imágenes de obras cuyos derechos de autor considera caducados.

Ahora ambas partes buscan un acuerdo fuera de los tribunales por la cuenta que les trae arriesgarse a una derrota judicial.

Si la galería perdiera, arruinaría los derechos que reclama sobre las 60 mil imágenes digitales almacenadas en su web. Si perdiera Wikipedia, tendría que compensar a la galería por los más de tres mil casos de violación de derechos de autor.

En este caso, entiendo que al no estar aún sentadas las bases del derecho de autor del siglo XXI, haya que acudir a los arreglos de buena fe entre empresas e instituciones.

El caso de Mariana y su frustrado intento por apreciar la obra del Greco me lleva a pensar en la necesidad de crear las bases para desarrollar el derecho de acceso a la cultura (recientemente legislado), entre las que estaría la capacitación de los anquilosados burócratas de los museos públicos, para que sepan explicar las condiciones y cláusulas que enmarcan las exposiciones que tan celosamente resguardan diciendo mecánicamente “no se puede” en todo momento.

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