Lunes, 02 de Diciembre 2024
Cultura | Por Carlos Lara G.

Los Anteojos De Baskerville

Visiones michoacanas

Por: EL INFORMADOR

Fue un michoacano, de nombre José María Morelos y Pavón, quien expuso en septiembre de 1914 uno de los textos políticos mexicanos más importantes de nuestra historia. Otro michoacano, Melchor Ocampo, liberal destacado luego de su experiencia francesa, gobernó Michoacán, redactó las Leyes de Reforma y firmó el conocido tratado McLane-Ocampo. Dejando de lado su anacrónica epístola, podemos decir que fue un mexicano sobresaliente en el momento que le tocó vivir. Uno más, Lázaro Cárdenas del Río, militar, político y estadista, como Presidente de México, tuvo la visión de impulsar la reforma agraria, la creación de los ejidos; la expropiación petrolera, así como haber brindado asilo político a los exiliados españoles durante la Guerra Civil, quienes a su vez impulsaron diversas instituciones culturales. Dejando de lado la consolidación del Partido Nacional Revolucionario que, en su proceso evolutivo terminó por incorporar a las grandes centrales obreras al Partido de la Revolución Mexicana, podemos decir que se trata de un mexicano destacado. Otro michoacano sobresaliente es el general Francisco J. Mújica, y aún cuando el oficialismo se encargó de colocarlo en un papel secundario, sus posturas políticas y su participación en la elaboración de la Constitución de 1917, fueron relevantes. Otro michoacano distinguido es el historiador Luis González y González. Maestro de los actuales historiadores de México e impulsor de una nueva manera de hacer historia a partir del relato de los acontecimientos, las reflexiones y las explicaciones. Es considerado el fundador de la microhistoria en México, pues tuvo el mérito de prestar atención a la tradición oral como fuente de historia cotidiana y popular, generalmente ignorada por las grandes corrientes de la historiografía.

Existe un michoacano contemporáneo, Felipe Calderón Hinojosa, que en tres años que lleva como Presidente de la República, no me atrevo a decir por qué será recordado. Hay tantas cosas que conmemorar en el marco del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, que no deja de ser lamentable que las más de dos mil 300 acciones que anunció el  Presidente Calderón el miércoles pasado, están pensadas como parte de un gran festejo, lo cual no está del todo mal, siempre que no se olviden de conmemorar. Entre las actividades anunciadas, destaca la organización del Grito de Independencia más grande de la historia moderna de México; un desfile militar el 16 de septiembre, con 17 agrupamientos militares históricos con la participación de 13 países invitados; un "Festival Olímpico Bicentenario" con la participación de 30 federaciones deportivas, y como parte central de las conmemoraciones, el Gobierno federal enviará a cada familia mexicana el libro Viaje por la historia de México, de Luis González y González. Se ha preparado una edición de más de 25 millones de ejemplares, una de las más grandes de la historia.

Estamos cumpliendo lo que la antropóloga Lucina Jiménez denomina “el ciclo mexicano”, un ciclo en el que el pueblo de México suele moverse intensamente, y tanto el Bicentenario de la Independencia como el Centenario de la Revolución, deberían dar pie a una reflexión sobre qué país queremos, qué papel desempeña la cultura en este proceso, qué elementos de la tradición nos pueden servir para convivir de la mejor forma en la mundialización. Esto requiere una visión presidencial centrada más en la conmemoración que en el festejo.

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